¿Seamos héroes?

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La vida nos trae situaciones que, muchas veces, nos llevan a la reflexión, es decir querido lector, nos hacen pensar acerca de lo que hacemos y de lo que no hacemos por uno mismo y por los demás.
Mi naturaleza tiende hacia la libertad y he notado que ella va de la mano de la pasión que nos lleva al deseo e interés de buscar las actividades que nos realicen como seres humanos independientes, pero a la vez unidos a muchos, comenzando por nuestra familia, la cual nos acompaña desde que nacemos… y una de las cosas que me mueven en esa búsqueda, es:    Viajar.
El viaje comprende a veces, espacios de encuentro y en otras ocasiones de reencuentro con uno mismo, con otros y, también con lugares, acciones y cosas.  Es ahí, en este ambiente viajero, desde donde les quiero compartir mi humilde columna con la intención de acompañarles en la distancia con una pequeña luz que les alumbre en el camino de sus vidas diarias.
En estos días mundialeros fueron surgiendo con frecuencia los héroes, sobretodo aquellos que haciendo un gol, le permitieron ganar a su equipo o bien, el arquero que sabiendo atajar los tiros del contrario, evitó que su equipo cayera.  No obstante, aún así, cuando el goleador no convirtió o cuando como a nuestro Bravo en el partido de Chile con España, el arquero cometió un error que fue ocasión para que el contrario anotara, éstos héroes pasaron frecuentemente a ser villanos.
Sin embargo, es notable cuando alguna persona, como tú o como yo, queda en el corazón de la gente, para su memoria y respeto e incluso para su veneración…  Ocurre que, viniendo de Bolivia, crucé la frontera para ingresar a la nortina ciudad de La Quiaca, la más al norte de Argentina.  Allí ingresé al templo (católico) y en el transcurso del Rosario a la Virgen, se hacían peticiones a la Difunta Correa y al Gauchito Gil.
La Difunta, ya sabemos que es una madre la cual, buscando mejores suertes se hizo al camino y en la sequedad de las tierras san juaninas falleció de sed, pero sus nutrientes pechos no dejaron de amamantar al hijo que llevaba en sus brazos.  El que me dejó curioso fue el gaucho, ¿por qué la gente de oración, pide por un gaucho?, ¿cómo se ganó ese recuerdo y respeto?
Comencé a preguntar y resultó que, siendo el gaucho Gil un peón de fundo, se aburrió de los abusos de sus patrones, los cuales se daban la gran vida a costa de sus trabajadores y, el cuestionamiento estaba basado en que, pudiendo repartir en buena cantidad la carne y los productos del excesivo ganado, los peones pasaban hambre…  Se marchó entonces el gauchito Gil y, tras un tiempo comenzó a abrir los enrejados que separaban a la gente del ganado y, comenzó a repartirlo para que pudieran saciar su hambre.  Esto, causó el odio de los hacendados en contra del gaucho, el cual se convirtió en una suerte de “Robin Hood”.
De tal modo Gil, robaba los animales y se los repartía a los pobres, siendo perseguido por los terratenientes para apresarlo y asesinarlo… con el tiempo de persecución, se le fueron uniendo más gauchos convirtiéndose en un héroe que supo sensibilizarse con la necesidad de la gente y contraponerse a quienes mantenían un sistema que provocaba hambre y pobreza.
Hoy día, la gente aún recuerda a éste hombre: al Gauchito Gil, construyéndole pequeñas casuchitas a la orilla de los caminos como nuestras “animitas” colgándole tiras de paño roja, como el pañuelo que dicen llevaba siempre al cuello y lo venera como a un santo, pidiéndole favores al momento de la oración en el templo, pues se puso del lado de los que necesitaban, sin dudar poner su vida en peligro… ¿qué les parece estimados lectores…?, habiendo hoy tanto por hacer, ¿nos quedaremos con los brazos cruzados…?, les propongo algo… ¿seamos héroes?

David Alvarez Valenzuela

Chileno,  patiperro por excelencia,  hoy tiene paradero la vecina patria de Bolivia.  Hombre de fe,  ha trabajado intensamente en comunidades indígenas reivindicando siempre el derecho a vidas justas…en lo posible. El año pasado estuvo en el Valle del Huasco y lo que más le encanto fueron sus aceitunas, el pajarete obvio y los camarones de rio.

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