El romántico final de Mario Gómez y su señora Lilianet

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En estos 70 días de rescate, Lilianet Ramírez se convirtió en una de las mujeres más respetadas del campamento «Esperanza». A ella le llegó la primera carta desde el fondo de la tierra cuando muchos pensaban que era muy difícil liberar a los 33 mineros de la trampa mortal que los dejó sin comunicación con el mundo.  Mario Gómez, su esposo de 63 años, pegó una carta en el sondaje que logró el primer contacto con los trabajadores después de 17 días de búsqueda, tras el derrumbe del 5 de agosto en el yacimiento de cobre y oro. «Querida Lila, estoy bien, gracias a Dios. Espero salir pronto, paciencia y fe, Dios es grande y la ayuda de Dios nos va a ayudar a salir con vida», le decía con ternura en esa primera misiva que el Presidente Sebastián Piñera le entregó a «Lila». El intercambio epistolar entre esta pareja madura nunca se cortó y ella, pese a su cansancio, siempre atendía a todas las personas que le preguntaban acerca de los mensajes. Con algo de pudor, contaba que «Mario me escribe cosas muy románticas». La historia que escribieron en estos 70 días, que pasó del temor inicial a una esperanza constante, hoy se cierra con un final feliz. Lilianet recibió al «cartero» Gómez esta mañana cuando salió de la cápsula que lo devolvió a la superficie en el lugar noveno de los «33». Su estado de salud es óptimo, pese a su edad avanzada y a que sufre de silicosis, una enfermedad que ataca con frecuencia a los mineros más experimentados. «Lo primero que hizo fue agacharse, darle gracias a Dios y a la Virgen y nos dimos un beso», cuenta Lilianet, acompañada de su hija María José, que pegó en un cuadro algunas de las cartas que su padre enviaba en sus días de encierro. Lilianet dice que después de dar las gracias a todos los rescastitas, Mario tuvo una conversación con ella: «Me dijo que nos íbamos a casar por la Iglesia el 7 de noviembre, el día en que está de cumpleaños». Antes, eso sí, irán a visitar el santuario de la Virgen de Los Andes.  Y antes de que abordara un helicóptero hasta Copiapó, para ser llevado al hospital, Mario se despidió de «Lily» como en sus cartas, con un «te amo, te quiero».

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