Varios han sido los sismos que nos han mantenido atentos durante el fin de semana en Atacama. Hace pocos minutos, otro remezón nos volvió a recordar que estamos en un país sísmico, y más aún, estamos en una región en la que durante más de 90 años no han existido terremotos de gran magnitud, siendo el último en noviembre de 1922.
Desde hace muchos meses, que la zona de Huasco y su larga costa, hasta Carrizal Bajo vienen siendo testigos principales de los sismos que han ocurrido desde unos 16 meses atrás a la fecha. En la web de sismología.cl se puede apreciar como desde noviembre de 2014 hasta febrero de este año, la zona tuvo una inusual actividad sísmica. Temblores de menor y mediana intensidad, han tenido su epicentro en la zona, que hay veces que suman casi 6 a 7 temblores, sin contar los imperceptibles. Un tema de atención y preocupación, pero no de alarma.
Ocho punto cinco en la escala de Richter fue la magnitud del gran sismo de 1922, teniendo una duración estimada de entre 3 y 5 minutos. Más de 500 personas perecieron en Vallenar que quedó casi totalmente destruida sólo salvándose algunos edificios y quedando otros muchos de tal manera heridos que hubo más tarde que demolerlos.
En Freirina los fallecidos sumaron 22 personas y un centenar los heridos, mientras que en Copiapó se perdieron 70 vidas. Prácticamente entre Tocopilla y Santiago fue sentido este terrible terremoto que se ubica entre los más potentes que han asolado a nuestro país.
LAGUNA SISMICA
Los que vivimos a la distancia el demoledor terremoto de 2010 en la zona de Cobquecura, comenzamos a adentrarnos en conceptos relativos a estos fenómenos, como son los sismógrafos, remoción de placas, tsunami entre otras. Sin embargo, una que quedo dando vueltas en la opinión pública fue la de Vacío o Laguna Sísmica.
Ad portas de conmemorar los cien años del terremoto de 1922, nos cabe preguntarnos, si realmente estamos preparados para vivir una nueva situación de ese tipo. Sabemos, debido al terremoto del 27F, que aquel episodio fue precedido por un vacío sísmico, término que significa que es una zona donde se estaría acumulando gran cantidad de energía por la ausencia de movimientos telúricos de consideración.
Los estudios dan cuenta que, de manera aproximada, cada 150 ó 200 años, debiera registrarse un terremoto con tsunami en el norte del país. Frente a ello y según las estadísticas del geólogo y doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de Atacama, Wolfgang Griemel último gran movimiento en la región data del 10 de noviembre de 1922, oportunidad en que más de 800 personas perdieron la vida y cerca del 40% por ciento de las casas terminaron en el suelo. Eso sumado a un tsunami que afectó a la zona costera de Atacama. “Estamos claros que esta energía siempre se va a acumular, pero la pregunta es cómo saber el momento en que esto se manifestará a través de movimientos telúricos y esto es muy difícil. En el área de la estadística de movimientos en Atacama los registros son de muy corto tiempo, hablamos del 1600 ó 1700 no más que eso. Por ello, de manera científica predecir un terremoto bajo este análisis es bastante dudoso, por lo que nunca se sabe como se libera la fuerza”, aclaró el académico en entrevista al El Diario de Atacama.
En diversas entrevistas a medios televisivos, el geográfo y físico, Marcelo Lagos ha explicado que, al contrario de lo que se cree comúnmente, los sismos fuertes no liberan energía, de hecho, “las placas con estos temblores se tenzan más (…) la única manera de que se libere (la energía) es a través de un gran terremoto”, que es el que se espera en un futuro próximo en esta parte de Chile, por tener “la laguna sísmica (ausencia de terremotos) más prolongada del país. Ese récord lo tenía la octava región, hasta el 27 de febrero del año pasado, así que por lo mismo los ojos de todos los sismólogos del mundo están puestos en esa zona”.
Zona que según el experto está delimitada entre las zonas de Tocopilla y Arica, en un margen de distancia de 630 kilómetros.
ESTACIONES DE MONITOREO
En un ciclo de charlas sobre geofísica marina, placas tectónicas y sismología, dictado por la Universidad de Atacama, se señaló que nuestra región sólo cuenta con tres estaciones de monitoreo a cargo del servicio sismológico, pero que no conoce estudios de la región, sólo algunos estudios de la deformación de la zona subducción costera. Esto choca con la cantidad mínima de sismógrafos que debería haber en Atacama para realizar estudios con significancia científica y relevancia empírica, unos 25 aparatos.
“De Antofagasta hasta Arica está muy bien instrumentado, por lo tanto el déficit está desde el sur Antofagasta hasta el norte de Vallenar. Hay una responsabilidad compartida. Por una parte las universidades tienen que tomar la responsabilidad científica y el Estado debe crear instituciones robustas”, señaló Daniel Carrizo, doctor en Geología invitado en la oportunidad.
El geógrafo Marco Cisternas, de la Universidad Católica de Valparaíso, agrega otro dato inquietante: no hay estudios sobre lo que han provocado los terremotos en esta área.
“No hay nada publicado que yo conozca respecto de este segmento. No sabemos bien lo que han hecho los terremotos en este lugar. Y como no sabemos bien qué ha pasado ahí, hay que estar alertas”, explica.
Cuenta que los científicos han estado más preocupados del “segmento norte”, que abarca desde Ilo en Perú hasta Mejillones, y del “segmento Valdivia”, que fue azotado por el terremoto más grande de la historia, en 1960.
“Podemos decir a ciencia cierta dónde no va a ocurrir un terremoto en un futuro cercano: entre San Antonio y Arauco”, explica. En esa área ocurrieron los terremotos de 1985 y del 2010.
ALARMAS
Hasta el momento, el puerto de Huasco no cuenta con alarma o sirena de tsunami, ni con señalización preventiva de las zonas de seguridad. Una sirena con sonido especial tiene un valor de 40 a 50 millones de pesos, y la instalación se señalización de las zonas de seguridad, un costo aproximado de 20 millones de pesos, señalan fuentes municipales. 70 millones que hasta el momento, ni las empresas ubicadas en la zona han donado para aportar a la comunidad.
Más que asustar o provocar pánico, la idea es que estemos preparados ante cualquier situación de peligro, y que en nuestro hogar y con nuestras familias, sepamos cómo actuar ante un sismo de gran magnitud. En Atacama. La deuda está pendiente. En todo sentido.
Carlos Opazo Álvarez
El Noticiero del Huasco
Con un terremoto 8,5 los caminos de salida y entrada a Vallenar quedarán bloqueados, eso ya ha quedado demostrado con deslizamiento de tierra con pequeños movimientos sísmicos, no se cuenta con mallas protectoras Vialidad y la municipalidad juegan al ping-pong con esta responsabilidad. La pregunta es en caso de un gran movimiento sísmico, como se trasladarán los heridos al hospital si no habrá camino disponible y se habrá hecho un catastro de las viviendas ubicadas en las laderas de estos cerros y el desplazamiento que se producirán con las consecuencias previsibles?
creo que NO, pero si le preguntan al alcalde cual es el proyecto que tiene LA BANDA TROPICAL para este año, se los podrá explicar claramente…!!
buena observacion ,con los caminos bloqueados, que se hara ?, la gobernacion y municipio , deben tener plan A, B y C
Parece ser, que la solución a las problemáticas mencionadas pasa por una cuestión de prioridad. Prevenir y no lamentar, cambiar la cultura del incendio y el temblor, como aliciente de levantar obras que realmente pueden marcar la diferencia a la hora de enfrentar las consecuencias de un fenómeno natural, que si ocurren, como los terremotos y digo terremotos porque no sólo nos afectará uno de ocurrencia local, sino que cualquiera en los territorios vecinos.
En cuanto a prioridades, sin desmerecer el aporte al paisajismo, áreas para la recreación y urbanización de terrenos que puede ofrecer, el hasta ahora emblemático Paseo Ribereño, obra icónica en Vallenar y cuya implementación no es sólo responsabilidad de la alcaldía actual, pues ya son décadas de inversión en su materialización. Quiero eso sí, dejar claro que no es mi ánimo señalar esta obra como la causante de las deficiencias mencionadas en los comentarios anteriores, pues es innegable la importancia social que tiene, especialmente para los vecinos ribereños, pues tras años de espera, ahora pueden contar con alumbrado público, alcantarillado, mejores redes de agua potable y pavimentación, por señalar beneficios de mayor impacto. No obstante, cabe la incertidumbre si contarán con un sistema eficiente para su cuidado (y su millonaria inversión), para que no se transforme en práctica de tiro al blanco, micro basural, bar colectivo, canil abierto y en el último tiempo, sitio ideal para el consumo y tráfico de drogas ilícitas.
Disculpen la larga introducción para decir simplemente que si es prioritario contar con accesos seguros, no sólo para acceder al hospital, sino para el cotidiano desplazamiento de todas las actividades relacionadas con nuestra comuna. Con satisfacción se ha mencionado el desarrollo habitacional del sector Chamonate, entonces consideren una gran avenida central para el desplazamiento vehicular expedito y seguro para peatones y conductores, y sus conexiones a los altiplanos norte y sur, con todas las características de seguridad con que deben contar. El porqué de esta propuesta ambiciosa y tan “cara” dirán muchos, es porque sin colapsar aún más el difícil tráfico de la ciudad se puede ejecutar (en forma tranquila) una obra prioritaria y porque no decirlo, vital para los habitantes de Vallenar.
El cómo obtener el financiamiento, es vía proyecto, como se hace a lo largo del país. Quienes tienen que hacerlo, los organismos que el propio Estado ha creado y los que la comunidad ha votado. Quién tiene que solicitarlo, la comunidad. Quiénes representan la comunidad, el alcalde y el concejo.
En resumen, hay: recursos financieros (vía concurso), necesidad en los habitantes (latente), Alcalde y Concejo (en ejercicio).
El “pingponeo” existe, casi como práctica institucionalizada, pero también existe el poder del voto para elegir autoridades políticas; nacionales, distritales y locales. Poder que hasta ahora, por suerte de muchos, tiene bajo uso. Pero eso puede cambiar, entonces serán otros, los que escribirán la historia de un verdadero desarrollo de esta tan querida ciudad de Vallenar, más allá de ambiciones partidarias, reconocimiento u homenajes de la comunidad, pues el legado a largo plazo, es el que definirá, si lo que un día se dijo en el discurso, otro buen día se materializó en obra tangible.
De Vallenar soy.