Arturo Dell’Oro González: un héroe desconocido de los vallenarinos

Print Friendly, PDF & Email
Share Button

Cuando yo era un niño en Vallenar, subíamos a la aviación (el Aeródromo) a ver llegar y partir el avión diario de LAN Chile.

Me llamaba la atención, entre muchas cosas una estatua de un cóndor remontándose al infinito con una placa de bronce que decía “en memoria de Arturo Dell’Oro González”

Eso es lo que me acuerdo, probablemente habría más palabras y si le da mi escrito una inquietud, vayan y lean lo que allí dice.   Y me cuentan después.

Vallenarino de padre Italiano, partió a Europa, Italia a buscar su destino y después de estudiar mecánica y aeronáutica pasó a ser  sargento piloto y se le asignó una posición en el frente Austriaco. Dell’Oro en Septiembre de 1917 estaba ubicado en la base aérea cerca de Belluno, en Mestre, y también de la frontera Austriaca, con aviones Nieuport 12 de la Segunda Sección de la Escuadrilla 83 de la Fuerza Aérea Italiana.

Mestre queda cerca de Venecia

Esto es parte relato y parte imaginación pues tiene de ambos. Una triste pero heroica realidad para la gente de my ciudad. Los que ni siquiera saben quien fue este héroe Vallenarino.

Los aviones contra los cuales volaban las escuadrillas Italianas eran biplanos Austriacos  de manufactura Alemana, Albatros F2, no les aburro demasiado pero aquí van unas someras características técnicas.

El avión era fabricado en Alemania en Johannistal, Berlín por la  Compañía Flugzeugwerke, los fundadores de la compañía fueron Walther Huth y Otto Wiener el año de 1909. La compañía produjo cientos de aviones, cada vez mejores y en la segunda guerra mundial se unió a otra productora de aeronaves y crearon uno de los aviones más temidos, el Fokke Wulff o FW.  Era una versión modificada de un avión Frances, el biplano Farman III, de ahí el nombre de  F2, este aeroplano tenía un motor en línea en vez de un motor rotativo como el avión Neiuport.

Los dos aviones no alcanzaban velocidades de más de 140 kilómetros por hora, y eran lentos en tomar altura.

Y difíciles de atacarse entre ellos pues había que llegar mas o menos  cerca para disparar las Vickers de uno y las ametralladoras Spandau de los Austriacos y por cerca me refiero a unos 600 metros mas o menos ya que las ametralladoras de ambos lados no eran muy efectivas o certeras, pueden imaginarse disparar con la vibración del avión teniendo como mira un circulo con una cruz al final del cañón.

Eran solo segundos que se tenía al enemigo en la mira, era más que nada suerte el poder derribar a un avión con las armas de esa época.  Mas aviones caían con el fuego de las baterías anti aéreas.

Estas ametralladoras solían trabarse a menudo cuando se sobrecalentaban, cuando con el frío de los cinco mil metros les congelaba la grasa lubricante de los mecanismos de disparo y los cartuchos, que en esa época no eran producidos tan precisos como hoy se doblaban en la brecha de disparo o se expandían demasiado y  cerraban los contactos.

Aun así, las perdidas de ambos bandos eran numerosas y pilotos no había en gran cantidad.

Habiendo llegado desde Chile en 1915 para participar en la guerra fue asignado como mecánico aéreo de la base aérea de San Giuliano de Pisa

En ella fue conocido como buen mecánico y después de reparar el daño a los motores  subía con los tenientes y capitanes a hacer vuelos de prueba.

Muchas veces estos oficiales le dejaban manejar la aeronave y le daban clases de vuelo y en estos comprobaron los aviadores que Arturo era un “Natural” para el vuelo, dejándole muchas veces salir después de las reparaciones en vuelo solo, como piloto mecánico.

Tenia un teniente amigo, Claudio Logaglio , de una familia adinerada del lago de Cuomo quien le sirvió de apoderado el día en que le graduaron de Sargento de vuelo y le asignaron su aeronave y los trasladaron al aeropuerto de Mestre, a unos kilómetros al nor-oeste de Venecia, los sub oficiales no podían lograr el titulo de oficial, debido a regulaciones pues el era voluntario y no había pasado por una escuela de oficiales, lo que a Dell’Oro no le molestaba para nada, lo que el quería hacer era volar.

Dell’Oro  desde entonces volaba de pareja de Logaglio en sus salidas a atacar (se llama en Ingles Wingman) ya sea globos de observación u otros aviones  de  espionaje del enemigo.

Estos globos eran inflado por Hidrógeno, gas no combustible a menos que se mezclara con  oxigeno en un porcentaje especifico, estaba amarrado al suelo con u cable con una polea y tenia una canastilla de observación como la de un buque  donde habían dos soldados con binoculares que miraba el movimiento de tropas Italianas y los reportaban en mensajes de papel (no tenían radio estos observadores) a las tropas Austriacas para hacer ataques de cañones y de aviones también.

Varias veces después de remontar vuelo vieron a lo lejos estos Globos y los atacaron con sus ametralladoras, los defensores enemigos tenian cañones antia-areos que no eran muy efectivos y casi siempre los globos terminaban  o desinflándose todos agujereados o explotando con las balas trazadoras de las aeronaves cuando se mezclaba el hidrógeno con el aire y se producía la formula exacta para que reaccionara la mezcla con las balas de fósforo  (trazadoras)

A veces también las defensas eran efectuadas con aviones de guerra y se perdían vidas y aeronaves por los dos lados.

El frío de las mañanas en esos inviernos era de tres grados y no había manera de mantenerse abrigado, las frazadas no daba nada de calor y el viento se metía por las ventanas y las puertas de las tiendas de campana que formaban la base aérea de Mestre.

En esos fríos meses de invierno pensaba Arturo en su calido terruño de Vallenar donde en Septiembre ya era primavera y habría Añañucas en las faldas de las quebradas y colinas de la zona.

Había pasado ya dos inviernos desde que el había llegado desde Valparaíso en un Vapor de la Pacific Steam Navigation Company, un vapor que le llevó al Canal de Panamá donde hizo un trasborde  a un navío Italiano navegando a Trieste, después Genova y de allí por tierra a Adoba y finalmente Mestre.

Al Nor-Este de Mestre estaban la montanas y la frontera Austriaca, el pueblo de Lienz y de Steinfeld donde estaban las bases aereas de las Jadstaffels(escuadrillas) de la Fuerza Aérea Austriaca.

En las mañanas de verano no había problema en levantarse, con temperaturas calidas y agradables, eran las mañanas de invierno, tres largos meses en que solo se levantaba cuando su ayudante le traía una tazona de café capuccino, con mucha azucar y rodeado de una barra de chocolate y tres pedazos de biscotti.

Calzoncillos de seda largos, encima otros de algodón, encima otros de franela y los pantalones del uniforme eran la indumentario de la cintura para abajo, en la parte superior dos camisetas de algodón, una de lana, la camisa del uniforme, un sweater de lana con cuello alto y una chaqueta de cuero de oveja y guantes del mismo material.   Las botas de vuelo eran también de cuero de oveja

Mas encima un casco de cuero con anteojos grandes y la bufanda de la escuadrilla completaban su indumentaria, en verano y en invierno, pues a 5,000 metros de altura hace frío en cualquiera estación.

No se tomaba café ni se comía mucho antes de los vuelos, pues con toda esa indumentaria era difícil de hacer algo en las alturas, como bajarse el marrueco (se pueden Uds. imaginar)  más de algún piloto joven e inexperimentado había bajado con los pantalones todos mojados.

Y de comer…muy poco….. pues si la comida producía gases estos tendían a expandirse en las alturas y causar un dolor gástrico grande a los pilotos.

Encima de esto los motores eran lubricados con aceite de castor, y como el aire del escape pasaba cerca de los pilotos esa tenia un efecto en sus estómagos que no era muy agradable tampoco.   Y lo único que podía solucionar el problema de un estomago frágil era una fuerte dosis de grapa al aterrizar.   Las diarreas se calmaban con el licor.

Y de miedo, todos los pilotos lo tenían aunque lo ocultaban muy bien, con bravura.   Arturo no sabía si iba a regresar después de las salidas diarias, y así todas las tardes al regresar y cambiarse a un uniforme se tomaban todos los pilotos unos grandes vasos de la mejor Grapa enviada desde los pueblos cercanos, de esa de la mejor.

La que no era mejor que el Aguardiente pensaba  Arturo.

Volaban todos los días, a veces sin respiro, solo regresaban cuando estaban cortos de combustible o con averías serias, se reparaban los agujeros de las balas, se llenaban los estanques y a volar de nuevo

Dos o tres salidas por día a veces cuatro o más.   Rendidos sólo bajaban del avión para ir al baño, tomar varios spressos  y comer algo de chocolate y partir de nuevo.

Se peleaba desde los primeros días de 1914 y además de atacar, los aviones eran equipados con cámaras fotográficas para obtener una clara vista de las posiciones del enemigo

Las pérdidas por ambos lados de aviones y pilotos eran grandes, nadie tenía paracaídas, no se habían inventado aun.   Y con una aeronave llena de agujeros en las telas de las alas, o con los neumáticos reventados por balas

Era difícil aterrizar sin serios daños a los pilotos o a los aviones.

En Agosto de 1917 habían llegado ordenes del alto comando Aéreo que los pilotos deberían estar listo para volar desde las seis de la mañana  hasta el obscurecer,  y durante el resto del día una hora de vuelo y una de descanso, “ para impedir a toda costa” la presencia de aviones de espionaje  del enemigo.

Todo el escuadrón estaba en el aire  casi todo el día, lo que tenía a los pilotos cansados  y con falta de concentración al final de los combates.

Tenía que concentrarse Mucho Arturo para no cometer los errores de los pilotos sin experiencia, “no fijes la mirada en un punto de tierra o en cualquier objeto” y así continuaba mirando a izquierda y derecha, de arriba abajo cono todos los pilotos veteranos lo hacían.

A pesar de toda su concentración a veces pensaba en Carmella De Vincenzo, su esposa  en el pueblo de Mestre quien estaba encinta con su primer bebé.

A veces los austriacos hacían volar a un avión lento.   Mas lento  que los F2 y lo usaban como carnada, para que los Italianos le atacaran sin pensar que era una trampa y así descendían los  F2 que estaban escondidos en las nubes  y con el sol detrás, se perdieron muchos pilotos de las escuadrillas Italianas, hasta que tomando nota del truco, ellos comenzaron a hacer lo mismo y más aviones cayeron en llamas sobre los campos de batalla.

Pero la orden de continuar la vigilancia continuaba, y apenas clareaba y se disipaba la niebla de las mañanas ya estaban los aviones en el aire.

Esa mañana del 1 de septiembre de 1917, el capitán Logaglio no estaba en el escuadrón preparándose a volar pues había sido herido el día anterior y al aterrizar de emergencia casi había destruido el avión.

Así es que solo se elevó de la pista hacia las nubes en lontananza, eran cúmulo Nimbus, para tratar de volar dentro de la nube ganando altura con los vientos  ascendentes dentro de la misma,

Eso le daba la ventaja de poder ver al enemigo con el sol a la espalda suya y así el piloto enemigo no le vería pues el sol le daría justo en los ojos.

Arturo podía ver las tropas Italianas moviéndose hacia el frente de combate.

En varios batallones y con nuevas piezas de artillería y camiones de municiones junto con las ambulancias respectivas.

Era por eso de las órdenes del Alto mando de detener a los aviones espías.   No podían dejar saber al enemigo de los refuerzos que venían en camino al ó

Probó sus ametralladoras las que dispararon bien y se dedicó ya entonces del todo al vuelo de reconocimiento.  Vuelo de patrulla se le llamaba, era un cuadrado trazado en el cielo.

Veía en la distancia a otro de los aviones de su grupo, en pares ellos, y el solo.

Estaba sobrevolando la Ciudad de Belluno, capital de la provincia de Belluno, cerca de las montanas.

En uno de los giros, y con un frío grande ya, pudo ver algo como un pájaro debajo y a la izquierda de su aeronave, pero no era un pájaro, era uno de los aviones de reconocimiento Austriacos pasando la frontera y en línea directa al camino de las tropas que seguían avanzando, las que obviamente podía ver y reportar cuando volviera a su base en Lienz

Descendió rápidamente, con el sol tras de el y a seiscientos metros del otro avión  quiso abrir fuego con las ametralladoras, no pasó nada, las ametralladoras se trabaron.….

El piloto del avión  Albatros Austriaco no le había visto pues probablemente estaba  fotografiando las tropas y no había tomado acción evasiva, seguía aun volando a nivel.  Sin percatarse del peligro que se le venia encima

¿Que hacer? las órdenes eran claras, “detener a toda costa” al enemigo.

En picada  se lanzó Arturo Dell’Oro contra el avión Austriaco. Los dos aviones cayeron en llamas en un campo al lado de la Ciudad de Belluno al frente de cientos de espectadores

El 3 de Enero de 1918 se le entregó póstumamente la Medalla de Oro al Valor Militar del Gobierno Italiano. El Aeródromo de Belluno y el de la Base aérea San Giusto di Pisa  llevan el nombre de Arturo Dell’Oro

Existe en Valparaíso, en la Avenida Francia, la Scuola Italiana Arturo Dell‘Oro. Y en Vallenar sólo existe ese monumento a este, nuestro olvidado héroe. Porque no cambiarle, si es que lo tiene, el nombre al Aeródromo?

A ver si el 1° de Septiembre alguien le pone una corona a nombre de  todos los Vallenarinos.

Es posible que el hijo del Sargento Dell’Oro fuese piloto de la Fuerza Aėrea Italiana en la segunda guerra mundial en la campaña de África en 1940 a 1943.

Ya que existe en los récords oficiales el nombre del Capitán Antonio Dell’Oro.

El Capitán Antonio Dell’Oro era Comandante de la Escuadrilla 159 de bombarderos Breda Ba 65 A 80 basados en Tobruk y participó en muchos ataques a las fuerzas aliadas en el Norte de Africa. Bu Amud, El Alamein, Burg el Arab, Tobruk, Benghazi, Berk, El Adem etc.

Y esa es otra historia.

Cuando los aviones de la Fuerza Aérea  de la Base del Bosque (Alfėreces)  hacen su viaje al Norte de Chile, si aún lo hacen  como en la época en que yo era cadete, a lo mejor deberían hacer un saludo oficial en el monumento, una corona, una formación de vuelo, algo para valorar a nuestro desconocido héroe.

Han pasado ya 95 años de su muerte y me he acordado hoy.

Somerset Paul Parker Alday ( Cuco), Vallenarino de corazón

Hijo de James Parker y Gloria Alday

Nieto de Don Romelio Alday Acevedo y Catalina Reygadas Varas

Share Button
:: Articulo visto 482 veces ::

7 comentarios en: Arturo Dell’Oro González: un héroe desconocido de los vallenarinos

Responder a Brenda Vivanco Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

elnoticierodelhuasco.cl

EL NOTICIERO DEL HUASCO
Un producto de ComuniKT Consultores
Teléfonos:
85550469 - 68042790
Email:
elnoticierodelhuasco@gmail.com
POLÍTICA DE RESPONSABILIDAD

"Las opiniones vertidas en este medio de comunicación son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de El Noticiero del Huasco ni de ComuniKT Consultores"

video destacado

indicadores económicos CHILE

Jueves 28 de Marzo de 2024
  • UF: $37.072,05
  • Dólar: $982,38
  • Euro: $1.062,84
  • IPC: 0,60%
  • UTM: $64.793,00
  • Imacec: 2,50%
  • Libra de Cobre: 3,97