Impuntuales, pillos y solidarios, así nos autodefinimos los chilenos

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Un chileno hábil para la “pillería”, con la risa a flor de piel y la empanada como el emblema patrio de la cocina, son parte de las conclusiones que la encuesta “Mirémonos: saber como somos” recogió en su primera versión.

El estudio de la consultora Visión Humana, buscó dar con los rasgos más representativos de la identidad chilena, ad portas de la fiesta del Bicentenario. El objetivo fue perfilar las cualidades y gustos del chileno promedio, guiados por su propio testimonio. Fueron mil 500 encuestados, que trazaron un esquema de lo que son y cómo se ven actualmente nuestros compatriotas.

Dentro de las particularidades recogidas por el sondeo, se aprecia que sólo la mitad de los encuestados se identifica con el país, aunque el 86,5% cree que es importante ser chileno. Los resultados muestran que la empanada es la comida más representativa (45,4%); la bandera el símbolo predilecto (89,8%); y la Teletón, el evento público más relevante (44,6%).

Otros aspectos que recogió “Mirémonos” fueron las cualidades propias del chileno. La forma de ser y el estilo de vida, marcado por rasgos positivos y negativos.

Dentro de los primeros, los encuestados se definieron solidarios cuando hay que ayudar, de buen humor y con capacidad para levantarse ante los problemas. Todas características clave luego del terremoto ocurrido en febrero pasado. De las cualidades negativas, sobre el 80% de las personas identificó a un chileno impuntual, gastador y bueno para buscar la “pillería”.

En otras cifras, el 80% de los encuestados aseguró admirar la figura del poeta Pablo Neruda, mientras que el 40,3% eligió a la Cordillera de Los Andes como el monumento natural más representativo. Éste último, seguido varios puntos más abajo por Isla de Pascua, su símil de Chiloé y las australes Torres del Paine.

¿Recuerdos patrióticos?

La situación se contrasta absolutamente con lo que los chilenos de hoy quiere mostrar en cien años más. Así por lo menos se ha dado cuenta en las votaciones de la «Cápsula Bicentenario» que organiza la municipalidad de Santiago.

En tan sólo siete días, más de 20 mil chilenos ya han votado por los objetos más representativos del 2010 en nuestro país que deberían ser guardados para la posteridad. Para sorpresa de muchos Pablo Neruda o la empanada no están dentro de las opciones.

De hecho en la elección del personaje de debe ser recordado el perro Spike, mascota publicitaria de una empresa de gas, Karol Dance, Arenita, Don Francisco y Michelle Bachelet, mantienen las principales preferencias de los chilenos.

Entre los diez objetos hasta el momento más votados para ser guardados en esta cápsula son: el indio pícaro – que se está arrancando en el primer lugar con casi mil preferencias-, la tarjeta Bip, un celular, el copihue, un preservativo, el Mentholatum, un volantín, una caja de fósforos, la gaviota de plata del Festival de Viña del Mar y un colaless.

¿Una especie en evolución?

Para el sociólogo Pablo Huneeus los chilenos han cambiado y son bastante diferentes que hace cien años. De hecho, asegura que «la relación humana, sobre todo en la ciudad, se ha vuelto más fría y dura, o sea ha cambiado la esencia de la interacción que entablamos con personas. Hacen todo por destruir la sensación de seguridad emocional en que anida la compasión y la benevolencia. Se ha llegado así a que el trato mismo, del automovilista al peatón, del vendedor al cliente o de profesor a alumno, sea hoy brusco y seco, con tendencia al abuso de posición dominante».

Otro aspecto que destaca el profesional es la uniformidad. «Si medimos el progreso en términos de libertad de espíritu, vale decir de crecimiento personal, se advierte una mayor uniformidad. Hay distintos estamentos, barrios y sectas, algunos, verdaderos mini mundos cerrados, pero dentro de ellos resalta la homogeneidad, como si todos sus integrantes fueran cortados por la misma tijera», apunta el sociólogo.

Agrega que «el chileno ha llegado a sentirse extranjero en su propia tierra. Los edificios, el alejamiento del campo, las vías segregadas, todo eso lleva al desarraigo, a sentirse ajeno tanto en la geografía como en el sistema. Se ha instalado en el carácter nacional la indiferencia hacia la polis, el miedo a participar en la sociedad civil, el egoísmo despiadado»

Aunque también menciona un despiste masculino. «Algo ha pasado con la virilidad», reconoce y agrega que «se ha debilitado la imagen del padre y por ende el aprendizaje de ser hombre. Del machismo irresponsable caímos a una melcocha de roles cambiados, donde mujeres cargan armas de guerra mientras varones cambian pañales. En política, televisión y deportes prima ahora la figura andrógena: voz de laucha, ademanes delicados e ideas mitigadas, por no decir coquetas. El señor de la casa murió»

Finalmente indicó que «ha disminuido el número de amigos que tiene el chileno y va en aumento su ineptitud para trabajar en equipo. También ha bajado el tiempo promedio destinado a practicar la amistad convirtiéndonos en lobos esteparios. Almuerzos de camaradería, comilonas con los compadres, grupos de oración o de música, son cada vez más escasos. Su legendario instinto de camaradería, ¿habrá que retirarlo de los ingredientes típicos del carácter chileno?».

Por su parte el sociólogo Rafael Villarroel aseguró que «los chilenos somos bastante «chaqueteros» y eso se ve reflejado justamente en esto de crearnos una entidad cultural siendo que votamos por personajes populares como Karol Dance».

Agrega que «tenemos esa pillería que nos caracteriza por ende estos personajes para nosotros son típicos por el hecho que reflejan eso, y que pretendemos que las futuras generaciones también lo tengan».

«Queremos a nuestro país y destacamos las figuras históricas que tenemos, pero lamentablemente nos sentimos representados por la cultura popular», sentenció Villarroel.

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