Muchos de quienes buscan el impresionante desierto del extremo norte de Chile viajan directamente desde Santiago hasta los paisajes lunares salvajes del Norte Grande y San Pedro de Atacama, con lo cual se pierden por completo los encantos del denominado Norte Chico, famoso por el pisco y los observatorios astronómicos.
Pero una nueva red de rutas turísticas podría cambiar todo eso, a través de un camino que recorre el valle del Huasco desde Alto del Carmen hacia el sudeste, a 41 kilómetros de la ciudad de Vallenar, donde los cerros de colores y las plantaciones de uva y olivos son la tónica.
Se trata de los valles del Carmen (“de los naturales”) y del Tránsito (“de los españoles”), que acogen poblados como San Félix, La Higuerita y Corral, donde se pueden visitar senderos de trekking y degustar destilados artesanales, según la crónica de El Mercurio.
También existen senderos históricos, entre ellos el Camino Real y la Piedra del Inca, donde se encuentran hallar fósiles y vestigios de culturas ancestrales.
En el valle “de los naturales”, por ejemplo, es posible apreciar sitios arqueológicos y cerros multicolores gracias a los minerales que los conforman. En la zona de la quebrada La Totora, en tanto, las estancias de arrieros fabricadas en piedra se confunden con el entorno.
La llamada “ruta de los olivos” lleva al visitante hasta Huasco y Freirina, cuyos cultivos de aceitunas dan vida a aceites y conservas. La leyenda cuenta que el conquistador español Pedro de Valdivia plantó personalmente allí en el siglo XVI sus propios ejemplares arbóreos.
En el litoral de la misma zona –a 100 kilómetros de Alto del Carmen, aproximadamente- se ha habilitado este último verano austral un camino de 30 kilómetros entre la caleta Chañaral de Aceituno (Atacama) y Punta de Choros (Coquimbo), desde la cual se puede acceder a la reserva nacional Pingüino de Humboldt, conocida por sus islas desérticas y sus playas solitarias, desde las cuales suelen avistarse delfines y ballenas.