Los cerca de 7 metros de profundidad que alcanzan sus raíces hacen que los chañares, puedan encontrar agua necesaria para existir en los áridos parajes de la región de Atacama. Es un arbusto acostumbrado a la rudeza del desierto, no obstante los usos de sus frutos, pueden ser delicados y refinados, hasta convertirse en verdaderos manjares al paladar.
Son cientos las historias y encantos del Chañar, poblador antiguo de Atacama… de quienes la cultura popular, incluso dice que si usted come de sus frutos, se quedará para siempre en esta tierra. Muchos no podríamos escapar de esta predicción, si esto tuviera algo de cierto, pues en la actualidad es fácil caer en la tentación de probar sus frutos, ya que lo encontramos como bombones, preparaciones saladas, dulces o arrope de Chañar e incluso como una variedad de una refrescante cerveza artesanal regional.
SU PASO EN EL TIEMPO
Cuando Pedro de Valdivia se adentró por el valle de Copiapó fue testigo de la curiosa y abundante vegetación que cubría toda la zona con arbustos de ramas delgadas y frutos anaranjados; eran los chañares que, a pesar de que han ido desapareciendo con el pasar del tiempo, siguen embelleciendo nuestro paisaje.
Los podemos ver en algunas casas y veredas, pero lo que sin duda sorprende, es el bosque más grande de chañares evidenciado en el país ubicado en el sector de Piedra Colgada a sólo minutos de la capital regional. Son unas 70 hectáreas de ejemplares relictos, es decir, que en más de cien años no han tenido intervención del hombre.
La particular forma de los árboles de Chañar, hace que se conserve mayor agua en el suelo donde están ubicados, pues evita que la evaporación gracias a sus ramillas y hojas. ¿Por qué no aprovechar esta característica en una zona seca como Atacama?…
A pesar de esta importante información y sus eventuales aplicaciones en la región, José Cuevas, del Centro Regional de Investigación y Desarrollo Sustentable de Atacama (Cridesat), explica que los suelos en donde están los bosques de Chañar no son necesariamente cultivables, debido a que habría que hacer una transformación total del ecosistema del lugar. Pero sí, son una buena opción para forestar y expandir el color verde en plazas y veredas.
“En la actualidad estamos realizando las primeras instancias para un proyecto de levantamiento de información base en el sector de Piedra Colgada (Donde está el bosque de Chañares)… con el objetivo de describir la dinámica de la materia orgánica del citado bosque” señala Cuevas.
LO MÁS DULCE DEL CHAÑAR
Este pequeño fruto se usa en la región para hacer distintos alimentos y brebajes típicos que gusta mucho. Jaleas, postres, bombones, y un sinfín de preparaciones podemos encontrar. Uno de los “productos estrellas” de este tipo es el arrope de Chañar.
Fabricado de manera artesanal, con sólo una olla para cocimiento en agua y un espumador para sacar cuesco y cáscara y… los secretos del cocinero; se elabora este exquisito producto. El preparado por “Doña Blanquita” tiene una basta tradición en Copiapó, si le interesa probarlo se vende en el local 1 de la Casa de la Cultura de la capital regional.
“Este producto la gente lo prefiere por sus múltiples bondades curativas y su rico sabor, además de que prefieren el arrope Doña Blanquita, debido a que cuenta con la resolución sanitaria pertinente”, expresa la vendedora del local, Patricia Cubillos.
USO MEDICINAL
No sólo de sabor estaría dotado este fruto del árido norte, recetas de los más antiguos atacameños, le arrojarían propiedades curativas sobre todo para el resfrío.
“El chañar tiene una función medicinal fabulosa, el mismo arbusto, la hoja, la tola, la flor, el fruto que se transforma en alimento y medicina, la madera es súper buena para hacer útiles de trabajo, es importante porque es autóctono de la región”, asegura Zoilo Jerónimo Escalante, artesano nativo de origen Colla.
A pesar de que no se conocen estudios sobre las reales cualidades curativas, es tradición en la zona hervir un palo tostado del árbol para hacer una infusión contra los resfríos.
CERVEZA
En la comuna de Tierra Amarilla, vecina a Copiapó, se fabrica la cerveza artesanal “Copayapu”. Hace algún tiempo, sus fabricantes comenzaron a promocionar lo que sería una variedad pionera en el país, una que incluye el uso del Chañar.
“Estaba la inquietud propia y también de la misma gente de hacer algo distinto, alguna esencia y sabor especial, de tanto pensar y rebuscar, el ingrediente estaba más a la mano de lo que se podía pensar y decidimos probar con el chañar como una apuesta innovadora, apelando a nuestro carácter de cerveza que se identifica con la zona”, explican los creadores de Cerveza Artesanal Copayapu.
SU CONSERVACIÓN
Antaño los chañares fueron parte de San Francisco de la Selva, como se conocía este lugar a la llegada de los españoles. Miles y miles de especies coronaban de verde selvático, el paisaje desértico.
Con el pasar de los años la rudimentaria minería utilizó las ramas de este árbol para hacer leña y encender las calderas para la fundición de los metales. Actualmente, la urbanización y la mano del hombre, también han hecho su aporte en la disminución de los chañares.
Es por ello que en la Conaf trabajan para el cuidado de estas especies. La entrada en vigencia de la Ley de Bosque Nativo, podría transformarse en un buen comienzo. “Esto nos obliga como corporación a hacer toda una reestructuración a nivel de personal e implementación y abre una nueva línea de mayor investigación”, comenta Alberto Peña director (s) de Conaf Atacama.
Fuente: www.atacamaviva.cl