La semana pasada y en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la NO Violencia contra la Mujer, la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, anunció un programa de acción con 16 medidas concretas enfocadas a la prevención, protección y provisión de servicios públicos esenciales para erradicar la violencia contra las mujeres en el mundo.
En su mensaje, la expresidenta chilena denunció «el silencio cómplice frente a la violación de los derechos humanos de las mujeres» y afirmó que la violencia de género es una amenaza contra la democracia, la paz y la estabilidad. En fin, esas 16 acciones parecen señalar que “los gobiernos no cumplen sus compromisos”, que a pesar de los programas, leyes y organismos de ayuda y prevención contra la violencia de género los avances no son los esperados.
Adoptando el papel de abogado del diablo digamos que algo se ha hecho, que no estamos plantados en el mismo lugar de hace algunas décadas, que existen instituciones que cumplen su papel en la defensa de los derechos de la mujer a una vida libre de violencia. Que alguna cosa hemos aprendido y eso nos permite levantar la voz en nuestro nombre y en nombre de las que no pueden hacerlo ¿Vamos bien?
Hay algo muy importante en esos 16 puntos. Es la insistencia en las acciones de educación pública y de visibilización del problema. El punto 14 establece la necesidad de “Trabajar con y para los jóvenes para poner fin a este tipo de violencia. Garantizar un sistema educativo que enseñe a los niños a establecer relaciones basadas en el respeto mutuo”. Y a través de todo el documento se plantea la incorporación y la movilización de los hombres para “enfrentar con eficacia el problema”.
En esos dos puntos está la clave para erradicar la violencia machista que genera muertes, en un ciclo que comienza cuando el niño se refleja en el espejo del padre golpeador y termina repitiendo la misma historia. ONU Mujeres nos está invitando a construir una sociedad de iguales y para que exista debemos arrancar de nuestra cultura la permisividad social tolera situaciones de violencia contra la mujer.