Sr Director:
Todas las formas de vida en nuestro planeta están claramente determinadas por los ciclos cósmicos de la galaxia en general y por el sol en particular, alrededor del cual giramos en órbitas elípticas. Precisamente esta forma de elipse determina, entre muchas otras cosas, las cuatro estaciones. Los Solsticios marcan el inicio del Invierno y del Verano. Los equinoccios señalan comienzo de Otoño y Primavera. Este desplazamiento del sol y la secuencia de las estaciones fueron adorados como dioses por el hombre primitivo. El Dios Sol tomó tantos nombres como religiones ha habido en los cinco continentes. Solsticios y equinoccios siguen marcando su presencia en diversos credos. El avance en sus observaciones y natural aumento de su saber llevó al hombre a despersonalizar efectos estacionales y planetas olvidando el carácter divino que les atribuyó durante siglos. El Olimpo de los dioses quedó sin residentes a medida que el monoteísmo reemplazó las antiguas prácticas politeístas. Descubrió el hombre que esta galaxia no es la única en el cosmos y que nuestro sol tiene vida útil aún por veinticinco mil millones de años. Animales y vegetales, cuando no han sido intervenidos por los humanos, crecen y se desarrollan normalmente dentro de estos períodos ancestrales. El cosmos no ha cambiado. Evolucionan nuestras costumbres y la ciencia avanza.
El ser humano constituye en si una realidad diferente. Cuenta con sentidos y capacidad física rudimentarios, inferiores a todos los animales, pero se adapta con facilidad a cualquier clima y a cualquier lugar, incluso la estratósfera. Cuenta con armas que los animales también tienen, pero en mínima proporción. Inteligencia, Sensibilidad, Capacidad de Programar, Analizar, Sintetizar, Relacionar. Conoce el pasado y determina el futuro. Maneja una variedad prácticamente infinita de aplicaciones de las fuerzas de la naturaleza alcanzado manifestaciones increíbles en la velocidad de cuerpos y comunicaciones. Modifica las características de fondo y forma de todos los seres que lo rodean, incluso sus propios congéneres. Crea nuevos seres, animados o no. La robótica reemplaza cada vez más la acción humana alcanzando grados de exactitud y perfección nunca antes imaginados. Los transgénicos invaden el cuerpo humano. Conoce la evolución del tiempo y la alternancia de grandes ciclos en la vida de la Humanidad. Allí están para demostrarlo , entre otras, las increíbles medidas tierra–sol de las pirámides de Egipto y el profundo conocimiento de matemática y física cósmica que revela la sorprendente cultura Maya, tan de moda últimamente .
Este ser humano con tanta capacidad ha perdido sin embargo la brújula existencial y se ha dedicado a destruir la tierra contaminando sus fuentes de vida. Ha exterminado a millones de seres humanos creando para ello instrumentos de refinada crueldad. El animal mata para alimentarse y vivir. El hombre lo hace para enriquecerse y dominar. Ha inventado guerras e invasiones. Ha estructurado sistemas legales que, bajo la excusa de proteger los derechos humanos, acentúan la dependencia de muchos bajo el poder de unos pocos. La globalización es el gran ejemplo. A poco andar descubrimos que el acercamiento que preconizaba, no tenía otra meta que incentivar el consumo de lo que los grandes producen.
Comenzó el verano en nuestro hemisferio y en estos días solsticiales, de intenso contenido religiosos en muchas latitudes, los cristianos celebran el nacimiento del Hijo de Dios. Al margen de cómo haya sido utilizada y como se sigue utilizando por muchos de sus conductores, la doctrina cristiana, está claro, sólo contiene amor. Es, luego, una buena oportunidad para pensar, reflexionar y sobre todo, reaccionar. Seamos o no católicos o protestantes, seamos o no cristianos o agnósticos, lo cierto es que vivimos en la era cristiano occidental y hemos sido formados en el cultivo y observancia de sus valores. Nuestro discurso así lo destaca, no así, con irrefrenable tendencia, las acciones de muchos.
Somos capaces de hacerlo casi todo, pero no hemos logrado vivir en paz. Tenemos posibilidades de desarrollo personal y comunitario que, sin mayores inversiones pueden llevar la calidad de vida del ser humano a elevados niveles de justicia social. Podemos desterrar el egoísmo y la discriminación desarrollando la buena voluntad. Esa extraordinaria capacidad nuestra de la sensibilidad, permitámosle actuar. Puede abrir y pavimentar caminos para acercarnos realmente, sin temor, con amor orientando todas las manifestaciones fraternales. Dejémosla construir.
PAZ EN LA TIERRA A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD, SON LOS QUE PUEDEN HACER ANDAR EL CARRO DEL ACERCAMIENTO HUMANO INTEGRAL.
Luis Hernán Pastén
Federación Regional Atacama
Comercio Detallista y Turismo