Una jornada llena de sentimiento por el patrimonio local y su divulgación fue la que organizó el Colectivo Cultural “Los Quijotes” de Vallenar. Grupo que logró disponer de un microbús para 30 personas amantes de la cultura y las artes, entre niños y adultos de nuestra provincia, para ser trasladados a la costa y luego ser envueltos en la magia e historia de nuestro puerto Huasco, reducto que en general ha sido visitado por todos los vallenarinos en cientos de oportunidades, pero no con la óptica que estaba predispuesta en esta oportunidad. Al respecto se dispuso para ello un recorrido denominado por los autores como “Reminiscencias y Vestigios de Puerto Huasco”, el que contó como guía al prestigiado investigador local Milenko Bladineo Craig, quien en impecables exposiciones in situ hizo gala de su notable experiencia como historiador, dando respuesta certera a la totalidad de consultas que los vecinos proporcionaron dada la muestra.
De esta manera, reconstruyendo la historia de “Victoria”, el primer nombre del puerto, la visita se inició en el cementerio municipal, donde se pudo tener consciencia de la existencia de tumbas pertenecientes a veteranos de guerra del 79’, otros muertos en el maremoto del 22’, figuras de alcaldes, políticos y empresarios que forjaron el porvenir de la comuna, destacando así mismo el legado de la connotada familia Craig, cuyos primeros miembros provinieron de Escocia, radicándose luego en Huasco y abrazando esta tierra como propia, y cuyos descendientes a punta de decisión y férreo trabajo impulsaron el progreso del puerto. El city tour continuó con una parada en la fundición de cobre, hoy situado el Hospital de la ciudad, pasando luego por los cimientos de los muelles de embarque del islote Dalton, donde está el faro actual, roquerío que fue anexado al continente en trabajos de relleno en el siglo pasado. En ese contexto, impresionante debe haber sido la fisonomía de la Playa Chica, la cual poseía un ancho generoso que permitía a las familias poder situarse con mucho espacio en lo que hoy es ocupado por el mar. La visita continuó por la costanera, con la detención en la casa del jefe de estación de trenes, la que es hoy biblioteca municipal, junto con indicarse a su alrededor la posición de variadas vías férreas que trazaban el lugar, la ubicación de la tornamesa de la máquina a vapor, el estanque de agua, corrales de toros, maestranzas, carboneros, bodegas, etc. siendo íconos de fiel reflejo de lo que constituyó un pasado glorioso del ferrocarril inaugurado en 1892.
Especial atención en los visitantes causó el muelle torero, hoy casi desaparecido, pero que mediante la ubicación y escudriñando en sus vestigios de murallones y losas se pudo ilustrar perfectamente lo que contemplaban las instalaciones y el proceso de carga de los vacunos mediante cincha y grúa hacia los barcos que los reunían, para ser trasladados a las salitreras del norte. Los pasos prosiguieron al muelle actual, donde en tiempos pretéritos se podía tener vista de los diez muelles que congregaba el puerto con sus distintos usos. Además, cerca de los cayos pudo apreciarse el lugar exacto en que recaló el monitor Huáscar en dos oportunidades, junto con la narración épica que el propio Bladineo se encargó de proporcionar a los espectadores; también se supo del incendio y hundimiento del bergantín Galvarino el año 1922, nave de la cual fue rescatado un mástil, el que se encuentra guardado en las cercanías y felizmente pudo ser apreciado de forma directa, bien patrimonial que conserva la forma torneada y los herrajes de acero típicos de tal vestigio histórico, el que está en proceso de ser rescatado y puesto en valor.
Finalmente, y gracias a la autorización de Carabineros de Chile, institución moderna que accede a los requerimientos culturales responsables, el recorrido incluyó el ingreso a la casona que alberga la actual Subcomisaria. Edificio que fuera originalmente la casa de veraneo de la familia Marambio, mandada a construir por el propio empresario Tomás Marambio y Varas en 1898 y terminada en 1913, y que posteriormente tuvo varios dueños, siendo recordada también como el antiguo Hotel Holanda o el Gran Hotel. Bello lugar que se visualiza desde todos los puntos del puerto, el que fue el regocijo de los visitantes, pudiéndose apreciar el abolengo de la construcción y su estilo arquitectónico, con su entrada estilo neoclásico imponente en madera noble, sus amplias dependencias y románticos balcones con hermosa vista estratégica donde se aprecia toda la bahía.
La jornada finalizó con una once de camaradería en la Junta de Vecinos N°11 Nueva Esperanza, donde se pudo compartir fotografías antiguas y oír a la vez los acordes en violín de parte de Cristian Fernández y la poesía de Manuel Rojas. La noble iniciativa cultural contó con el apoyo de la Ilustre Municipalidad de Vallenar y de los concejales Luis Bogdanic y Luis Valderrama y la gestión de Norma Torrejón.