Pitazo final. Ganamos. Como hincha celebras, gritas, cantas e insultas al rival porque estuvo odioso en cancha. Así fue este sábado en el Nelson Rojas. El partido contra Iberia fue un triunfo trabajado a pulso, en la cancha y en las galerías. Cuando mi mente me pide tomar su lugar, relevando al inquieto corazón verde que por 90 minutos le quita el puesto, para analizar el partido racionalmente, no pude más que correr hasta el camarín de la visita. Por instinto o por preservar la localía, me encuentro junto a mi hermano y a otro hincha enfrentando a nuestros paisanos para pedirles calma. No fue fácil contener a vallenarinas(os) molestos por un rival quejoso e imprudente, que al parecer no encajó la derrota con la deportividad que exige el profesionalismo y que de seguro se tomó a mal nuestra leal vehemencia, dentro y fuera del pasto. ¡A sus casas señores, que el partido terminó! Gritó un Carabinero, algo contrariado por la actitud de una hinchada algo más rabiosa que de costumbre. La gente se marchó a sus casas contenta con los tres puntos, pero con un poco disimulado enojo.
Al salir del estadio, tengo la sensación que mi vida me está esperando para continuar sus ciclos. Comentado el encuentro, llegas a casa y está tu familia (y no pocas veces, tu trabajo) esperándote. Incluso a veces, viene el compartir con tus amigos (según los ánimos), tan propio del fin de semana. Lo normal en estos casos es que te desconectas un poco del partido ya vivido y de sus incidencias, porque los tuyos también merecen tu cuidado. No fue fácil desconectar esta vez. Sólo la potente institución del Día de la Madre nos trajo el sosiego necesario para reflexionar y retomar las demás facetas de la vida. Me quedaron dando vuelta algunas ideas en la cabeza, que gracias a esta genial y oportuna invitación, me permito compartir.
Lo primero es sobre el equipo. Reconociendo que el plantel conformado es solvente y tiene jugadores que destacan por un buen pie, también es cierto que todavía las piezas no están totalmente ensambladas. Esto repercute en el equipo, ya que ante un marcador adverso, muchas veces se pierde el rumbo. Esto se soluciona con trabajo duro, principalmente en lo táctico. Confío en que esto mejorará pronto
Lo segundo (y más complejo) está en las galerías del Nelson Rojas: Hay mucha rabia contenida. Es verdad que hasta el momento no hemos tenido problemas en el fútbol profesional, pero sí en el amateur y de mucha gravedad. Explicaciones hay muchas: El cúmulo de injusticias que hemos sufrido de la ANFP, arbitrajes muy malos (ojo, que el de la semana pasada fue uno de los menos malos de la temporada), y las sabidas dificultades y carencias en las recién creadas “Divisiones Juveniles” del club. A eso súmele lo que cada uno trae de la casa o del trabajo. Sin embargo, nada de esto justifica la violencia y siempre debe primar la tranquilidad y el amor a los colores; con la alegría de saber que todos, locales y visitantes, amamos el fútbol. El cartel de apoyo al jugador de Meseta Azul Juan Enrique Araos, debe ser un recordatorio de que las consecuencias que los excesos acarrean son nefastas. No somos violentos, y eso no debe cambiar. ¡Aguante el Verde!
Por MANUEL A. ARAYA GÓMEZ
“El fanático es el hincha en el manicomio”
Eduardo Galeano