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En esta pandemia, la salud mental se ha visto afectada en la población infanto-juvenil de forma significativa. En mi trabajo diario he observado un aumento de ingresos de pacientes NNA (niños, niñas y adolescentes) que consultan por sintomatología ansiosa y depresiva, que se ha traducido en crisis de pánico, miedo a salir de casa, no querer compartir con pares, aislamiento social, autoagresiones, ideas suicidas, intentos suicidas y en el caso de varios ingresos de adolescentes, afectación emocional por traumas experimentados durante la infancia, principalmente abusos sexuales, procesos que se han vuelto a reactivar durante su etapa adolescente. A mis colegas y a mí, nos ha llamado la atención un aumento de ingresos a finales del año 2020, en comparación con el transcurso del mismo año, en el cual la población se encerró para evitar el contagio del virus, trayendo consigo un deterioro de su salud mental.
Es preocupante pensar en las consecuencias que esta teniendo esta Pandemia para la salud mental de los NNA, y el papel relevante que tenemos los profesionales que trabajamos con esta población y los adultos responsables de brindar cuidados y protección a NNA. Esta pandemia ha alterado la manera de relacionarnos entre los seres humanos, ya no podemos tocarnos o besarnos, formas tan normalizadas de expresar afecto en la mayoría de las culturas. En el caso de la población infanto-juvenil han tenido que dejar de relacionarse con sus pares, asistir al colegio de forma presencial, dejar de jugar con otros por miedo al contagio, los adolescentes dejan de asistir a reuniones sociales o espacios de esparcimiento tan propios de esta etapa, donde fortalecen sus habilidades sociales, empatía y confianza. Generaciones se están saltando etapas tan necesarias para adquirir aprendizajes que contribuyen a un adecuado desarrollo emocional.
Todos tenemos un rol en este contexto de Pandemia, el mío es entregar la mejor atención de salud mental que me sea posible, teniendo el deber de actualizar mis conocimientos para poder efectuar intervenciones adecuadas y efectivas con una población que presenta un daño importante en su salud mental.
Los adultos que permanentemente conviven y se relacionan con NNA, deberán fomentar la paciencia y fortalecer las habilidades de buen trato sobre todo en época de crisis, como lo es esta Pandemia.
El estado deberá invertir en recursos que se traduzcan en mayor personal capacitado en temáticas de salud mental infanto adolescente y mayor accesibilidad a tratamientos de salud mental.
Invertir en la salud mental de NNA es invertir en futuros adultos sanos, productivos y felices, y finalmente en una mejor sociedad.
Teresa Barrera López/ Psicóloga Cesfam Joan Crawford, Vallenar