Disponible para buzos de Atacama y Coquimbo; Cámara hiperbárica del Hospital de Coquimbo ya se encuentra operativa

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Lista para hacer frente a cualquier emergencia en que se produzca en Atacama y Coquimbo se encuentra la cámara hiperbárica del Hospital San Pablo de Coquimbo, proyecto que después de años de espera recibió todas las autorizaciones necesarias para su puesta en marcha.

Con esto se terminarán los traslados a la Región de Valparaíso de todos los casos de accidentes de descompresión en el mar, lo que generaba un incremento en los tiempos de espera, que podían llegar a las 8 horas, aumentando con ello los riesgos de secuelas y muerte para el paciente.

Fue una espera de más de una década. Claro, porque este proyecto que pretende atender todos los casos de descompresión de buzos profesionales, civiles y deportistas que ocurran entre las regiones de Atacama y Coquimbo, se venía postergando desde el año 2012, cuando se anunció la llegada de una cámara, que en la práctica nunca funcionó.

Primero se generaron problemas en hospital a raíz del terremoto y tsunami de 2015, y recién en 2017 el Servicio de Salud informó que el equipo llegó con desperfectos, lo que hacía imposible que pudiera ser usado, por lo que fue dado de baja.

Un caso similar ocurrió en el Hospital San Pedro de Los Vilos, tras la donación de una cámara hiperbárica por parte del empresario Augusto Giangrandi en el año 2012. La máquina nunca se ocupó por no contar con el personal especializado y estuvo prácticamente botada en el patio del nosocomio vileño hasta que fue devuelta.

Permisos sanitarios



Ayer, en una inspección de las autoridades, a la que El Día tuvo acceso de forma exclusiva, se dio el vamos al funcionamiento de la cámara hiperbárica en Coquimbo.

En este contexto, el delegado presidencial, Pablo Herman, calificó como una “excelente noticia” que el equipo ya esté en uso, destacando que con esto se salda una deuda con los pescadores y buzos aficionados de la región que se extendió por años.

“Muchas veces tenían que viajar a la Región de Valparaíso u otros puntos del país para poder ser atendidos. Tenemos una cámara de muy buena factura. Hicimos un recorrido con el director del hospital y los funcionarios, y nos podemos dar cuenta de que es una muy buena inversión y que hoy ya está en uso para la ciudadanía”, indicó el delegado.

Según los datos de las autoridades, en los últimos 14 años la región de Coquimbo ha sido la zona de Chile con la mayor tasa de accidentes por descompresión e históricamente es la que ha presentado el mayor número de accidentes fatales por esta causa.

Por esto es que el director del Servicio de Salud, Edgardo González, manifestó que con este hito se viene a reponer una oferta que tuvo el hospital porteño desde hace muchos años.

“Esto fue interrumpido algunos años, por lo que se formula este proyecto con profesionales del hospital y el Servicio de Salud, por lo que se consiguió un financiamiento compartido entre el Ministerio de Salud y el FNDR. Son $670 millones que ya están ejecutados”, afirmó la autoridad de salud.

González sostiene que la obra ya tiene su autorización sanitaria y está en operaciones de forma inmediata si se requiere.

“Es una muy buena noticia para una región que tiene más de 400 kilómetros de costas y muchas caletas. Además, que vimos en el tiempo la derivación de muchos pacientes a la Región de Valparaíso. Ahora se va a ganar en oportunidad, pero también en calidad, porque es un equipo de alta factura técnica y con un equipo muy bien formado de médicos, enfermeras, técnicos paramédicos y auxiliares. Una muy buena respuesta que tendrá la región ante este problema que es muy frecuente”, aseveró.

El director del Servicio de Salud explicó que en los próximos meses se espera aperturar con la cámara hiperbárica otra cartera de servicios. “Se podrán atender pacientes con pie diabético, quemados, con rehabilitación neurológica. Se ofrecen mucho más posibilidades”, detalló.

Respecto a esto, el director del hospital de Coquimbo, Germán López, manifestó que es un proyecto muy importante, ya que es una cartera de servicios que tiene autorizado el hospital y hace bastante tiempo no se estaba ejecutando.

“Tomábamos a los pacientes de la región y debíamos trasladarlos a otros recintos para hacer la descompresión, además de ser un gasto que tenía que asumir el hospital de Coquimbo por pertenecer a su cartera de servicios”, aclara López.

El director del hospital porteño señala que es una deuda que se tenía con los pescadores y mariscadores que no podían acceder a una atención oportuna.

“Es una inversión que involucra $300 millones en infraestructura, obras civiles y algún equipamiento, a esto se suman otros 300 millones de pesos para la máquina en sí”, afirmó Germán López.

Tiempos vitales



En los últimos 4 años se han derivado en promedio 18 pacientes de la zona. 

El buzo Mario Navea señala que uno de los últimos afectados por este mal de presión fue el mariscador Manuel Mendieta, quien quedó con su pierna rígida.

“Claro porque uno se arriesga, baja más metros de lo que dice su licencia. También la descompresión la hacemos artesanalmente, se hacen unas tablas y uno las saca al ojo. Pasa también que muchas veces los buzos y asistentes mienten para que no les quiten la matricula, pero en las cámaras uno debe decir cuántos metros bajó para que lo atiendan de la manera correcta”, señala Navea.

Pero esta atención dirigida a los buzos no será la única patología tratada en la cámara hiperbárica.

Al respecto, Pablo Aravena, médico y jefe de la Unidad de Medicina Hiperbárica del Hospital de Coquimbo, explica que la cámara funciona en dos puntos distintos según las enfermedades a tratar.

“Con los buzos nos permite disminuir las burbujas o las secuelas que produjeron estas burbujas mediante el uso de oxígeno en altas presiones. En las otras enfermedades, su función es, principalmente, mediante este oxígeno en muy altas presiones, mucho mayor de lo que uno respira normalmente, ayuda a disminuir procesos inflamatorios y mejorar circulaciones y disminuir algunas otras patologías debido a esto”, señala Aravena.

El jefe de la Unidad de Medicina Hiperbárica manifiesta que el personal se capacitó desde el año 2018.

“Se capacitaron cuatro médicos, entre estos yo, además se buscó personal formado para operación de cámara, ya que no existe en Chile donde formar este personal y se logró conseguir un muy buen equipo de trabajo, que ya habían trabajado en cámara hiperbárica en el tema naval”. 

El personal a cargo del equipo consta de dos asistentes internos de cámara, un operador y mantenedor, además del jefe médico. También cuenta con otros dos médicos capacitados en medicina hiperbárica como son Nazareno Carvajal y Felipe Alvear. 

El doctor Aravena sostiene que las operaciones comenzarán con atenciones de urgencias. “Partiremos obviamente para las enfermedades descompresivas, que es una deuda hacia los buzos de Atacama y Coquimbo, además del embolismo gaseoso que son burbujas de aire que cortan el flujo sanguíneo hacia algún lugar y algunos pacientes que lo requieran por intoxicación de monóxido de carbono. Con el tiempo se van a ir agregando otros pacientes como aquellos que tengan radionecrosis o lesiones por radioterapia y seguir avanzando en otras patologías”.

Pablo Aravena sostiene que el contar con una cámara hiperbárica en la región permite una mejor atención a los pacientes y un ahorro importante de tiempo.

“Mientras más rápida sea la atención mucho mejor, claro que esto no asegura que los pacientes salgan bien, debido a la gran cantidad de lesiones que le pueden generar las burbujas, pero el iniciar el tratamiento lo antes posible disminuye esa posibilidad de mayores complicaciones, que pueden ir de paraplejia, lesiones nerviosas, trastorno de la marcha, de orinar, hasta la muerte. Ya han existido decesos acá en la zona. Evitar ese traslado a Viña del Mar son por lo menos 7 a 8 horas que se ganan, en coordinar un traslado, encontrar un móvil y llegar. Y esto aumenta cuando es hacía la Región de Atacama que los tiempos son incluso más”, afirmó el médico y jefe de la Unidad de Medicina Hiperbárica del Hospital de Coquimbo.

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