Las últimas precipitaciones en Vallenar dejaron al descubierto un problema que va más allá de calles anegadas y pasos colapsados. El catastro realizado por Bomberos reveló que varias escalinatas de la ciudad presentan un alto nivel de deterioro y acumulación de aguas lluvias, convirtiéndose en un riesgo latente para la seguridad de la comunidad. Lo que hoy es solo un informe técnico, mañana podría transformarse en una emergencia con consecuencias mucho más graves si no se toman medidas oportunas.
La advertencia es clara: estructuras antiguas, sin mantención suficiente y expuestas a la fuerza del agua pueden transformarse en focos de remoción en masa, erosión de terrenos y arrastre de material hacia sectores poblados. Escalinatas emblemáticas, como las que conectan desde calle Brasil hacia el altiplano o las cercanas a la gruta de Lourdes, ya muestran signos de debilitamiento que ponen en riesgo tanto a los transeúntes como a las viviendas aledañas.
Este diagnóstico no puede quedar archivado como una simple observación. La prevención debe ser prioridad, y ello implica la revisión técnica inmediata de estas estructuras, la implementación de planes de drenaje que impidan que funcionen como canales naturales de descarga y, sobre todo, un programa de reparación y reforzamiento que garantice seguridad a largo plazo. La inversión en mantención preventiva siempre será menor que el costo económico y humano de un desastre.
La comunidad ya fue testigo de cómo la ciudad colapsa frente a lluvias prolongadas. Ignorar este nuevo llamado de alerta sería repetir errores que se pagan caro. Hoy es tiempo de actuar con precaución y planificación, porque la seguridad de las familias vallenarinas no puede depender de la suerte con que lleguen las próximas lluvias. La prevención es la única ruta posible para evitar que las escalinatas en riesgo se conviertan en tragedia.
