Terremoto de 1922, en la memoria de Vallenar

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Ocho punto cinco en la escala de Richter fue la magnitud de aquella calamidad teniendo una duración estimada de entre 3 y 5 minutos. Más de 500 personas perecieron en Vallenar que quedó casi totalmente destruida sólo salvándose algunos edificios y quedando otros muchos de tal manera heridos que hubo más tarde que demolerlos.

En Freirina los fallecidos sumaron 22 personas y un centenar los heridos, mientras que en Copiapó se perdieron 70 vidas. Prácticamente entre Tocopilla y Santiago fue sentido este terrible terremoto que se ubica entre los más potentes que han asolado a nuestro país.

El Océano Pacífico decidió no hacer honor a su nombre enviando media hora después de acaecido el sismo la primera ola desbocada hacia la costa comprendida entre Antofagasta y Coquimbo, sembrando mayor destrucción y angustia entre la aterrada población. El maremoto castigó duramente las costas de Atacama, causando la muerte a 14 personas en el Puerto de Huasco y de una veintena en Chañaral.

Este último puerto fue embestido en cinco ocasiones por marejadas que alcanzaron los 9 metros de altura provocando grandes destrozos en el sector central de la urbe en donde se ubicaba su corazón administrativo y comercial. En los puertos de Caldera y Carrizal Bajo las olas destruyeron recintos aduaneros y de ferrocarriles no causando sin embargo pérdidas humanas.

La ayuda poco a poco empezó a llegar incluso desde el extranjero. Una semana después de acaecido el terremoto arribó a la región el Presidente de la República don Arturo Alessandri Palma quien quedó hondamente impresionado ante los efectos de la catástrofe. Sin embargo debería pasar mucho tiempo para que los habitantes de Vallenar pudieran sobreponerse y lograran reconstruir su ciudad.

Duras tareas entonces debieron emprender: ni más ni menos que despejar las calles de escombros, llorar a sus muertos, volver a trazar las manzanas al igual como sus sueños y las aspiraciones, reparar las acequias para hacer correr por ellas la vida y así remendar la bandera de la esperanza que hasta hoy y hasta siempre todos izaremos.

Fuente: Boletín «Vallenar, De Villa a Ciudad Educadora», Ilustre Municipalidad de Vallenar
Fotos Gentileza: Mario Rojas Madrid.

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