Hoy ofrecemos el segundo y tercer capítulo del libro «Historia del Valle del Huasco», escrito por Juan Ramos Álvarez y publicado hace casi 60 años en el diario local El Noticiero Huasquino. Esperamos disfrute de la historia local.
Capítulo Segundo
El Huasco Pre-histórico – El Hombre Primordial – El Hombre Arcaico – Civilización de Tiahuanaco – Los Indios Diaguitas – Los Indios Changos – Los Indios Picunches –
Los Indios Peruanos o Incaicos.
El origen del hombre americano permanece hasta hoy envuelto en una densa bruma de lo desconocido.
Las Ciencias Antropológicas mencionan el Hombre Primordial, dolicocéfalo, de cultura paleolítica, que se supone existió en América unos mil años antes de la Era Cristiana. Desconocía ese remoto habitante el pulimento de la piedra y la alfarería. Dice don Luis Galdames que estos pobladores vivieron en el norte de Chile.
A principios de la era Cristiana el territorio chileno, según el mismo autor – los Hombres Arcaicos, braquicefalos, de cultura neolítica, pescadores. Algunos siglos más tarde se establecieron en el norte de nuestro territorio, los Atacameños, pueblo pastoril.
Casi al mismo tiempo habitaron el territorio chileno, entre Copiapó y Choapa, los Diaguitas chilenos, probablemente llegados del noroeste argentino, Salta o la Rioja. Eran agricultores; conocían la industria textil, la metalurgia y la alfarería. La cultura Diaguita se unió a la de los Chinchas del sur del Perú, formando la cultura Chincha-Diaguita, la más alta alcanzada en nuestra prehistoria. Los indios peruanos sufrieron a su vez la influencia de la remota cultura de Tiahuanaco, precursora de la cultura incásica, o del imperio de Tahuantinsuyo, que data del siglo XII de nuestra Era.
Había otro pueblo de costumbres nómadas. Eran los Changos, pescadores, que viajaban constantemente por el litoral chileno de Atacama y Coquimbo, al norte.
Changos y Diaguitas, al fusionarse, son los antepasados directos de los huasquinos. Eran indios norteños o como se les llamaba, Picunches.
Tupac Yupanqui fue el Inca que mandó conquistar el territorio chileno. Habiendo ido a sofocar una revuelta de los indios Coyas, llegó a Tucumán, en el norte de Argentina.
Allí supo que al otro lado de los Andes existía un país rico y fácil de subyugar: Chile.
Envió – allá por 1450 – a su general Sinchiruca con 10.000 soldados, que cruzaron la cordillera frente a Copiapó. Encontraron resistencias entre los indios chilenos. Fue necesario enviar otros 10.000 soldados peruanos que conquistaron el territorio hasta el rio Maule. No pudieron pasar más al sur, porque se encontraron con la raza más soberbia y belicosa de América, y talvez del Mundo: los Araucanos.
Capítulo Tercero
El Huasco, bajo la dominación de los Incas – Escenario primitivo – Medios de vida de los aborígenes – Avances geográficos de la población – Viviendas – Agricultura – Caza – Pesca – Industrias metalúrgicas: el cobre y el oro – Alfarería – Carácter y costumbres – Ideas religiosas – Idiomas o Dialectos – Etimología de la palabra: Huasco.
A la llegada de los indios peruanos o incaicos el valle de Huasco estaba cubierto en casi toda su extensión por bosques y matorrales espesos de pacules, algarrobos, sauces, maitenes, chañares, etc, árboles aborígenes. Estos fueron desapareciendo más tarde a medida que progresaba la minería. Estos árboles debían alimentar los hornos de las fundiciones. Seguramente, las lluvias fueron más abundantes que ahora, y la escasez de éstas obedece a la aridez sobreviniente.
Desde Huasco Alto hasta las proximidades del mar, los picunches se establecieron a las orillas de los rios y esteros, formando sus tolderías de miserables ranchos.
Estos últimos los construían enterrando horcones de sauces o arbustos, los que cubrían con techos de paja o amancay. Revestían sus paredes con tupidas ramas de algarrobo o de churqui.
Hombres y mujeres se repartían las labores agrícolas, minería, textiles y pesqueras.
Las comidas eran frugales. Legumbres y verduras a medio sancochar, pescados, carne de guanaco, camarones, etc.
El guanaco era inseparable compañero de los indios huasquinos. Era bestia de carga y su carne es sabrosa. En un cementerio descubierto en Peña Blanca, cerca de Huasco, a fines del siglo pasado, se encontraron numerosos esqueletos de indios junto a otros tantos esqueletos de guanacos – informa don Luis Joaquín Morales en su “Historia del Huasco”.
Durante el período de la dominación incásica (1450 a 1540 más o menos) se fundió la cultura chilena con la peruana. Los Incas agruparon a los naturales en “mitimaes”, y pusieron “curacas” o jefes provinciales, representantes del Imperio.
Los Conquistadores trajeron maíz, verduras, animales, como la llama, hoy desaparecida. No ejercieron, al parecer, un gobierno despótico. Dejaron cierto poder a los Caciques aborígenes, o “Mandones” que hasta el siglo pasado proyectaron descendientes en Huasco Bajo.
Los peruanos dieron impulso a la metalurgia. Aprendieron los naturales a forjar el oro y el cobre con primor, y de ello dan testimonio algunos descubrimientos hechos en épocas relativamente recientes, donde aparecieron diversos objetos artísticamente labrados.
Ciertamente, los métodos eran primitivos. Dice el cronista Gracilazo: “Que los peruanos forjaban el cobre y el oro a poder de sople, y sin más herramientas que el ojo y el puño”.
Más adelante se advierte en la alfarería. En la valiosa colección del Museo Arqueológico de La Serena, existen numerosas piezas encontradas en excavaciones hechas en los valles de Copiapó y Choapa.
En la ciudad de Vallenar, mientras se efectuaban excavaciones para el subterráneo de la casa Consistorial, en 1927, fue encontrado también un cementerio indígena, donde aparecían hermosos objetos, como platos y jarros de variadas formas y admirables dibujos pintados, probablemente, con tinta de algarrobilla o de pacul, obras de nuestros remotos antepasados.
Los Changos, que se establecieron de preferencia en Huasco Bajo, no abandonaron sus aficiones a la pesca. Eran grandes cazadores de lobos marinos. Sus embarcaciones eran balsas hechas de cuero de este animal, inflados de aire, para mantenerlas a flote. Usaban arpones de hueso o punta de piedra.
Fue en Huasco Bajo donde encontraron los españoles a su llegada al valle, las tolderías más numerosas, junto al rio y a los surcos sembrados de hortalizas y a los bosques de verdes y susurrantes sauces.
Parece que los aborígenes no alcanzaron a asimilar las creencias religiosas de los peruanos. Sin embargo, se han encontrado objetos de metal en que aparecen figuras que representarían al Sol, la divinidad de los Incas.
Pero, eran muy supersticiosos. Creían en los “males impuestos” y sacrificaban a indios miserables para aplacar las fuerzas naturales o conjurar las enfermedades.
No se sabe positivamente el origen o etimología de la palabra “Huasco”. Dice don Diego Barros Arana que debe derivar de la palabra “huaico” que en lengua quechua significa: Valle estrecho por donde corre agua, y don Luis Joaquín Morales supone que este nombre esta formado por las silabas “huas” que en quechua significa “oro” y la sílaba “co” que en mapudungun quiere decir “agua” o “rio”. De donde, Huasco vendría a significar “agua o rio del Oro”. Es muy probable que los aborígenes hayan usado el idioma “quechua”, lengua de los Conquistadores Incas.
Foto: Referencial