Un avance de un 50% tendrá a fines de diciembre el proceso de revisión ambiental que solicitaron 12 de las 15 comunidades diaguitas a un grupo de 11 especialistas de distintas disciplinas, revisando todos y cada uno de los aspectos del proyecto Pascua Lama relativos tanto a la evaluación ambiental como sociales, económicos que implican a las comunidades diaguitas.
El proceso está encabezado por Patricio Rodrigo conocido ambientalista que lideró el movimiento Patagonia sin Represas. Él fue elegido por las comunidades para que realice un estudio y levantamiento de información del sector, el que después será evaluado por las dos partes (comunidades y empresas).
Este proceso tiene tres etapas, la primera de intercambio de información, a la luz del monitoreo las comunidades pueden decidir si entran en la etapa de diálogo a una tercera etapa que es el acuerdo una vez que se logren los avances. Esto podría producirse en paralelo con la judicialización que pesa sobre la empresa.
Durante la semana hubo una reunión de avance con las comunidades, Patricio Rodrigo dijo que durante el encuentro «el profesor Juan Gastón de la Universidad Católica de Chile dio el marco conceptual de la sustentabilidad, mientras que Marcos peña, glaciólogo de la Universidad Alberto Hurtado que acaba de subir a revisar los glaciares junto a su asistente José Araos, un joven glaciólogo de la Universidad de Chile dio a conocer sus avances».
«También avanzamos en materia socioculurales se están analizando cuales son las expectativas de las comunidades que esperan del gobierno, del resto de las sociedad, de la empresa si es que logra avanzar y consolidar su proyecto y en temas arqueológicos las distintas medidas que se están tomando para proteger y levantando hipótesis de lo que sería el territorio ancestral diaguita», dijo Patricio Rodrigo.
Este proceso de conversación activa no se realizó con los primeros estudios de impacto ambiental presentados por Barrick Gold en 1999 y 2004 porque la etnia diaguita no estaba incorporada en la Ley Indígena lo que se rectificó en el 2006, por tal motivo la empresa no consideró a las comunidades diaguitas como objeto a ser evaluado del punto de vista de los impactos que puedan producirle.
«Muchas de las cosas que le pesan a las comunidades no fueron evaluadas por el proyecto y por lo tanto esta revisión que se está haciendo cargo de identificar cuáles son los componentes ambientales que pueden ser o podrían ser impactados en la fase de construcción, operación y cierre del proyecto, y de verificar que medidas se han tomado y ver que deficiencias y establecer una semaforización de cuáles son los cuellos de botella que hoy pueden incidir en que la comunidad siga negociando con la empresa», explicó Patricio Rodrigo.

Fuente: Diario Atacama