El curriculum nacional es diseñado por las clases dominantes en cualquier sociedad y tienen un fuerte componentes ideológico, toda vez que la clase que gobierna la sociedad trata de perpetuarse en el poder, dejar una huella que se constituya en un modelo social con valores, cultura, una fe y una ciencia propia de la clase dominante. De tal manera que diseñar e instalar un curriculum es un acto ideológico, intencionado.
La semana pasada se anunció con altavoces las modificaciones al curriculum nacional y que en los últimos ha habido intentos para su transformación, a tal extremo que el premio Nacional de Humanidades ha declarado que “andamos dando palos de ciego,” por decirlo de manera eufemística, de una ”chantería picante” en lenguaje coloquial. El Ministerio de Educación con todo su aparato pensante (entre ellos Pedro Montt, personaje que ha servido a todos los gobiernos post dictadura militar), ha establecido que las asignaturas de Historia y Educación Física ahora tendrán un carácter de optativas pues la PSU toma contenidos hasta segundo medio; como si ambas asignaturas fueren funcionales sólo al instrumento para el ingreso a la educación superior, dejando de lado el conocimiento del pasado para interpretar y comprender la realidad actual (Historia), o educar el cuerpo para el autocuidado para una vida sana y alejada de las enfermedades provocadas por el estilo de vida que se ha instalado en el país.
La ciudadanía ha de preguntarse ¿qué es lo que persigue la instalación de este nuevo curriculum en la educación chilena? ¿es inocente esta nueva propuesta, este nuevo palo de ciego? Indudablemente que no, toda vez que el actual modelo de sociedad asocia el desarrollo social con el crecimiento económico del país. Ya la OCDE en un breve comunicado a aquello países que aspiran a pertenecer como satélite de las grandes economías mundiales, a través de un documento para que ajusten sus sistemas educacionales al desarrollo económico y un llamado al orden social para mantener la economía neoliberal: Definition and Selection of Competencies (DeSeCo) a nivel planetario. Las conclusiones las puede sacar cada lector.
Con mirada crítica, también se debe establecer qué es lo que ha pasado con ambas asignaturas tanto en escuelas como liceos, educandos cada día más desinteresado por la asignatura Historia, mirándola como aburrida, acumulación de conocimientos y no como una herramienta que les permita comprender la realidad social actual y cómo poder ser actores para la transformación social. Por su parte, cada día son menos los estudiantes que se interesan por la Educación Física, el cuidado del cuerpo y el autocuidado emocional que le brindaría la asignatura; en los patios abundan niños y niñas sentados navegando con sus celulares en un ciberespacio tras la caza de mokemones, juegos violentos, etc., mientras un mínimo de estudiantes realizando ejercicios. Una realidad insoslayable.
¿Qué se puede hacer ante este nuevo palo de ciego? Antes que nada, cuestionar la salida de estas asignaturas y de las potenciales otras que pueden salir, para luego profesionalizar la labor docente donde el elemento fundamental es asumir que la educación es una herramienta de humanización del sujeto y no un proceso donde se forman sujetos para ser funcionales a un modelo económico. Si se está en desacuerdo con la salida de las asignaturas en comento, tanto los docentes como las instituciones educacionales tendrán que utilizar la inteligencia para generar Programas de Estudio propios y aplicarlos usando las horas de libre elección, lo cual no ha realizado la Educación Técnico Profesional ya que su interés radica en preparar personas para el mundo laboral y la industria.
Juan Espinoza Pereira