En Vallenar, la violencia contra las mujeres ha dejado una herida profunda que no cierra. Desde 2023, la comuna concentra la totalidad de los femicidios ocurridos en la Región de Atacama, una realidad dolorosa que desgarra familias y comunidades, pero que también desnuda una falla estructural: el Estado y sus instituciones no han estado a la altura de la urgencia de proteger la vida de las mujeres.
No se trata de casos aislados ni de hechos inevitables. Cada crimen pudo evitarse si las denuncias hubieran sido atendidas con la celeridad y el rigor que merecen. Cada demora en la justicia, cada rebaja presupuestaria, cada condena mínima contra un agresor es un mensaje equivocado: que la vida de las mujeres puede esperar. Pero no puede. No debe.
Frente a esta realidad, la marcha convocada en Vallenar no es solo un acto de dolor, es también una expresión de dignidad y resistencia. Mujeres, familiares y vecinos se unirán para recordar a quienes ya no están, para acompañar a las familias en duelo, pero sobre todo para exigir que la violencia de género sea abordada con la urgencia política y social que demanda. Porque no basta con promesas, necesitamos medidas concretas: protección efectiva a quienes denuncian, sanciones proporcionales a la gravedad de los crímenes y un compromiso real de todas las instituciones.
Marchar es también educar, visibilizar y recordar que cada muerte es una alerta roja que interpela a toda la sociedad. En Vallenar y en la provincia del Huasco, las mujeres no deben vivir con miedo ni esperar que sus denuncias queden en silencio. La comunidad marcha para decir basta, para exigir justicia y para defender lo más básico: el derecho a vivir.
