El cambio climático no sólo presenta desafíos de adaptación para el sector silvoagropecuario, sino que también oportunidades. Así lo señaló el ingeniero forestal y experto de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) en este tema, Aquiles Neuenschwander, en el marco de la charla “Desafíos del sector silvoagropecuario nacional frente al cambio climático: El compromiso de Chile en Copenhague”. A la actividad —que estuvo encabezada por el subsecretario de Agricultura, Alvaro Cruzat, y la directora ejecutiva de FIA, Eugenia Muchnik— asistieron dirigentes gremiales, empresarios agrícolas y profesionales vinculados a organismos públicos como INFOR, CONAF, CONAMA, Dirección Económica de la Cancillería , INDAP, ODEPA, Ministerio de Energía, CNR y CIREN. Neuenschwander enfatizó que los aumentos esperados en las temperaturas promedio, de aquí al 2040, y la disminución de las precipitaciones, impactarán en los principales rubros del sector agrícola y también en el forestal. En términos generales, el alza de las temperaturas mejorará las condiciones de cuaja y floración y la calidad de los frutos subtropicales (cítricos, por ejemplo). Lo negativo será la aparición de nuevas plagas y enfermedades, entre otros efectos. Respecto de las precipitaciones, se espera que su disminución genere menores riesgos sanitarios y amplíe los períodos de siembra. Por otra parte, habrá menor disponibilidad de agua de riego y menores rendimientos en secano. Entre los rubros que podrían ver aumentado su potencial de desarrollo mencionó a las vides, duraznos, cítricos y manzanos. Por ello, recalcó el experto, es clave que se analice la posibilidad de aplicar medidas de política agraria para facilitar el desplazamiento de financiamiento; establecer seguros ante eventos catastróficos y dirigir con mayor claridad las inversiones en riego y formas de regadío. Un estudio financiado por FIA, entre agricultores de las regiones de O´Higgins y Biobío, mostró que la sensación de riesgo ante el cambio climático se enfoca en la posibilidad de cambiar de cultivo, situación que se prevé muy difícil por un tema cultural.
El compromiso de Chile
En el ámbito internacional, Chile se comprometió en la Convención de Copenhague a reducir en 20% sus emisiones al 2020. El balance neto de las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) de Chile se ha incrementado desde 26 millones de toneladas CO2, en 1984, hasta 108,4 millones de toneladas en 2006, esto es, un aumento del 317% en 22 años. El sector energía es el principal emisor y la proyección es que esta tendencia se acentúe hasta casi duplicarse entre 2006 y 2020. Le sigue la agricultura, que es el segundo emisor nacional, con un crecimiento del orden de 15% entre 1984 y 2006. El sector Uso de la Tierra , Cambio de Uso de la Tierra y Forestal (LULUCF) es el único que aporta captura de emisiones de GEI para compensar, en parte, el balance neto nacional. “Siendo el sector agrícola un emisor neto, el potencial de mitigación recae principalmente en el sector LULUCF y, específicamente, en el sector forestal”, aclaró Neuenschwander. En ese contexto, agregó, el bosque nativo y los bosques plantados tendrán un rol importante en contribuir a cumplir el compromiso nacional. Respecto de las posibilidades que Chile concrete su acuerdo en el plazo señalado, el experto indicó que con la aplicación de medidas como la participación del 20% de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) en el sistema eléctrico en 2020; reducción del 20% de la tasa de crecimiento del consumo vía eficiencia energética; uso de 10% de biocombustibles en el transporte y mayor participación de colectores solares en viviendas nuevas, el país podría llegar a una reducción cercana al 11% de emisiones sobre la línea base del sector energía. Por eso es fundamental el rol del sector LULUCF y la relevancia de una nueva ley de forestación, ya que ésta permitiría capturar del orden de 8 millones de toneladas de CO2 anuales, que podrían compensar en un porcentaje importante las necesidades de abatimiento de emisiones del sector energía.
Plan sectorial de adaptación
El subsecretario de Agricultura, Álvaro Cruzat, señaló que el cambio climático es de real importancia para el Ministerio. “A la tarea de producir menos gases, se suma en nuestro sector, el seguir incrementando la superficie forestada e ir recuperando la biomasa de nuestros bosques nativos degradados. En este aspecto, es importante la implementación de la Ley de Bosque Nativo y la renovación del decreto Ley 701, en ambos ya se está trabajando, para tener una ley de más largo plazo”, indicó Cruzat. En cuanto a la adaptación derivada del cambio climático en el sector, Cruzat destacó que desde el punto de vista económico, se prevé que tendría un impacto moderado, pero en ciertas regiones puede ser muy significativo, por lo que es necesario comenzar a definir los ejes estratégicos de un Plan Sectorial de Adaptación. “Creemos que este plan debiese contar con seis líneas básicas, algunas de las cuales ya estamos trabajando. Entre ellas consideramos: el aumento de capacidad de agua de los embalses y mejoramiento de eficiencia del riego; la creación y mejoramiento genético de variedades de cultivo frutal y forrajera; estudio del nuevo comportamiento epidemiológico de plagas y enfermedades y reforzamiento de los sistemas de vigilancia y control; desarrollo de investigación, innovación y transferencia de nuevas prácticas silvoagropecuarias; fortalecimiento de los sistemas de gestión de riego y ampliación de las capacidades del recurso humano, tanto del sector productivo como de los técnicos profesionales”, manifestó la autoridad. Cabe destacar que actualmente se está constituyendo una mesa integrada por los distintos sectores que se relacionan con el cambio climático, entre los que se cuentan, CONAF, FIA, ODEPA y se espera que en ella participen otras instituciones vinculadas a los ministerios de Medioambiente, Economía y Energía.