Hasta hace muy poco era bastante extraño encontrarse con el nombre de una mujer en la dirección de una empresa grande e importante. Hoy las cosas han cambiado radicalmente y son ya numerosos los casos de mujeres exitosas que han conquistado altas posiciones y que están dando de qué hablar en el mundo empresarial.
Una cifra significativa es que, actualmente, quince de las FORTUNE 500 companies tienen como director ejecutivo a una mujer: la directora ejecutiva de PepsiCo es Indra K. Nooyi, la de DuPont es Ellen J. Kullman, la de Xerox es Ursula M. Burns, la de Yahoo es Carol A. Bartz, la de WellPoint es Angela F. Braly, la de Western Union es Christina A. Gold, la de Avon Products es Andrea Jung, la de Kraft Foods es Irene B. Rosenfeld, la de Sara Lee es Brenda C. Barnes, la de BJ’s Wholesale Club es Laura J. Sen, la de Archer Daniels Midland es Patricia A. Woertz, la de Rite Aid es Mary F. Sammons, la de TJX es Carol M. Meyrowitz, la de Reynolds American es Susan M. Ivey y la de Sunoco es Lynn L. Elsenhans.
Y no sólo en las empresas se ven más mujeres en cargos altos, sino también en los gobiernos de muchos países. Por ejemplo, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene como Secretaria de Estado a Hillary Clinton; el nuevo Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, tiene como Canciller a María Ángela Holguín, como Ministra de Educación a María Fernanda Campo, como Ministra de Cultura a Mariana Garcés, como Ministra de Medio Ambiente a Sandra Bessudo y como Ministra de Vivienda y Desarrollo Territorial a Beatriz Uribe; la Presidenta de Argentina es Cristina Fernández y la de Chile hasta hace unos meses fue Michelle Bachelet. Asimismo, Sonia Sotomayor –mujer e hispana- ocupa un cargo tan importante como el de Juez Asociada en la Corte Suprema de Estados Unidos. Como esos hay muchos casos más y van en aumento.
Un dato interesante es que desde que empezó la recesión, 82% de los trabajos perdidos han sido de hombres, lo que también ha aumentado la proporción de los puestos de trabajo que pertenecen a mujeres.
Debido a este cambio, muchos analistas se preguntan si las mujeres son mejores líderes que los hombres y si una organización puede obtener un mejor desempeño con una mujer a la cabeza que con un hombre.
A propósito de esta polémica, el autor y experto en temas de capacitación Mitch McCrimmon publica un artículo en Management Issues en el que se refiere a los prejuicios que hoy se asocian con los hombres, describiéndolos como demasiado agresivos, individualistas y competitivos, y como carentes de ciertas habilidades femeninas que son actualmente muy codiciadas y valoradas por las compañías.
Se pregunta entonces el experto si realmente las mujeres son mejores líderes que los hombres y concluye que este no es el punto a definir y que ninguno es mejor que el otro, sino que se necesitan entre sí.
Hombres + mujeres
McCrimmon parte en su artículo de que, independientemente de que las mujeres estén llegando a ocupar posiciones muy altas en las empresas, las organizaciones se están volviendo cada vez más femeninas en el sentido de que están haciendo un mayor énfasis en las habilidades interpersonales, la inteligencia emocional, la habilidad de cultivar el talento, la habilidad de escuchar a los demás, la colaboración y las habilidades de asociación, entre otros.
Es en gran parte por este motivo por el que cada vez hay más mujeres que son llamadas a ocupar cargos en los que este tipo de rasgos y habilidades femeninas son considerados fundamentales y claves a la hora de cambiar la situación actual.
Pero, de acuerdo con el experto, así las mujeres estén ganando terreno y sus cualidades sean muy importantes, no se debe tratar de una competencia entre hombres y mujeres en la que uno de los dos sea el ganador y tenga todas las soluciones, sino que lo ideal es buscar un equilibrio entre los rasgos masculinos y los femeninos.
Él habla de que existen mujeres que se han caracterizado por tener rasgos masculinos intensificados incluso mejores y más poderosos que los de muchos hombres y que esto ha sido fundamental para su desempeño profesional, lo que sugeriría que no se trata de ser hombre o mujer, sino de la utilización que se haga de los rasgos masculinos y femeninos.
Como ejemplo de este caso menciona a Margaret Thatcher, de quien dice se ha caracterizado por tener una competitividad y una capacidad de decisión muy características del género masculino.
De allí que el autor considere que no se puede malinterpretar la situación actual en la que las mujeres parecen ser las privilegiadas, sino que se tiene que tener presente que tanto la agresividad y competitividad masculinas como las habilidades interpersonales femeninas son esenciales en el manejo de una compañía.
Una cultura más femenina también necesita de los hombres
De acuerdo con McCrimmon, en la actualidad las organizaciones están sintiendo la necesidad de contar con directivos que sean capaces de comunicarse efectivamente con los empleados y con los socios, así como de fomentar unas relaciones sanas y eficientes entre ellos. Es esto lo que ha llevado a pensar que las mujeres pueden ser mejores líderes, aunque, él insiste, se puede contar con un hombre que desarrolle habilidades interpersonales y logre combinarlas de manera efectiva con sus habilidades masculinas.
No se trata de excluir a nadie ni de discriminar, sino de sumar para obtener mejores resultados. En palabras del experto, y a manera de conclusión, “El argumento de que las mujeres pueden ser mejores líderes que los hombres hace un énfasis excesivo en la habilidad femenina de construir relaciones hasta llegar a la exclusión de los instintos competitivos masculinos. Como en la mayoría de los péndulos, la verdad se encuentra en algún punto en el medio. En cualquier caso, este tema debe enfocarse no en las mujeres vs. los hombres, sino en la cultura organizacional. En ese nivel, una mezcla de rasgos femeninos y masculinos es necesaria. Pero no hay duda de que nos encontramos en medio de una transición imparable hacia culturas más femeninas”.