Con una temperatura cercana a los 30° C, el río Conay es el único punto que ayuda a refrescar el ambiente. Imponentes cerros de colores se yerguen junto a un verde valle repleto de plantaciones de uva.
La imagen se asemeja al turístico Valle de Elqui, destino imperdible para quienes visitan la IV Región. No obstante, se ubica en pleno valle del Huasco, al sur de Atacama, en un lugar que hasta ahora pareciera mantener ocultos sus encantos para los visitantes.
Por eso, los municipios y empresarios de Alto del Carmen, Vallenar, Freirina y Huasco promueven una red de rutas para dar a conocer la zona.
El recorrido se inicia en Alto del Carmen, tras viajar 41 km desde Vallenar. Al llegar al pueblo, el camino se bifurca entre la ruta de «los españoles» y la de «los naturales», nombres alusivos al tipo de población que habitó esos lugares tras la colonización.
En realidad, se trata de los valles del Carmen y del Tránsito, respectivamente. Antiguas edificaciones resaltan en los poblados de San Félix, La Higuerita y Corral, donde también se pueden visitar senderos de trekking y degustar destilados artesanales. Ahí hay una serie de senderos históricos, como el «camino real» y «la piedra del indio», donde aún existen vestigios de culturas indígenas.
«Uno tiende a pensar que el desierto es feo, pero este valle es muy verde. La gracia que tiene es que aún está en bruto, entonces es más tranquilo que otras partes», resalta Carlos Andrade, visitante que recorrió los senderos a pie.
Por el valle de «los naturales» se pueden conocer sitios arqueológicos y los llamados «cerros multicolores», donde diversos minerales dan colores a los cerros desde verde claro hasta dorado.
Luego, ingresando por la quebrada La Totora, es posible visitar estancias de arrieros, de una arquitectura en piedra que se confunde con el paisaje.
Al salir del valle se ingresa a la ruta de «los olivos», en la que se pueden ver cultivos de aceitunas en Huasco y Freirina, donde se fabrican aceites y conservas. De hecho, se cree que Pedro de Valdivia plantó su primer olivo en esa zona.
Para terminar el recorrido, varios miradores acompañan a los turistas en el camino de regreso a Vallenar.
Habilitan un nuevo camino costero
Para que los turistas que lleguen al valle puedan además disfrutar de las playas del Norte Chico, este verano se habilitó un camino de 30 kilómetros entre Punta Choros (Coquimbo) y Caleta Chañaral de Aceituno (Atacama).
La ruta abre así un nuevo circuito turístico que incluye la Reserva Nacional del Pingüino de Humboldt, sus desérticas islas, avistamiento de ballenas y delfines, y hermosas playas aún solitarias.
Los más contentos con la iniciativa son los pescadores y habitantes de caleta Chañaral, que ya ven un incremento de visitantes. «Antes venían mayoritariamente de Copiapó y Vallenar, ahora vienen muchos de La Serena y Santiago», comenta Marta Valencia, dueña de un restaurante.
En efecto, el nuevo acceso ahorra más de 100 km a los veraneantes que viajan desde el sur.
«Estamos construyendo más cabañas, porque a nuestros clientes habituales ahora tenemos que sumar más serenenses y coquimbanos», agrega Gabriela Álvarez, propietaria de un camping.
Sin embargo, las proyecciones de Vialidad son aún más ambiciosas: en los próximos días comenzarán los trabajos para continuar ese camino desde Chañaral de Aceituno hasta el puerto de Huasco, a través de una extensión de unos 100 km que unirá Caldera con la IV Región por una carretera de casi 300 km.
Fuente: El Mercurio