Don Casiano:

Como nadie me da bola no me queda más que escribirle a usted. Le cuento, soy un hombrón de 38 años, minero de toda la vida, soltero, pero con algunas yayas, y al día en el tribunal de familia, aunque de repente he pasado la noche “cucharita” en la capacha por papito corazón, pero no iba a eso… el asunto es que me enganché con una chiquilla de Freirina.  La conocí al lado de un neumático prendido, ahí entre peñascazos y humito negro, claro que ella era más ardiente que todos los neumáticos del Cacho Délano juntos. Todas mis bajadas del minero, nos hacíamos re explotar en su casa con olor a chanchito viejo, pero era lo de menos, porque la chiquilla es más olorosita que una añañuca roja, más rosquera que la Roxana Miranda y más linda que la Camila Vallejos. El problema, es que a ella no le gusta la minería ni las termoeléctricas. Quiere que deje la pega y que nos vayamos a su terrenito a cultivar tomates hidropónicos y a poblar la tierra de cabros chicos. Me dijo que ella se opone a todas las empresas, no ve que ella habla bonito? Así como con palabras complicadas, el otro día me explicó de corrido lo del FUT y le caché más que al ministro. La niña es inteligente. Freirinense tenía que ser no más; ¿cómo la hago? La chamullo un tiempo hasta que se le olvide el tema? Dejo la pega y me compro una chupalla? Rájase con una ayudita, pus don Casiano, usted que le hace al buen hablamiento.

El Memo.

Memín:

La cosa está más que clara. Usted se encontró con un mujerón, de esas completitas que le lleva sesos, corazón, cuerada y piruetas en la colcha. Yo que usted, agarro mis pilchas, me voy a vivir altiro con la chiquilla y le hago 4 guaguas al toque. Una mujer así no se encuentra todos los días, por experiencia le digo que son las mejores del valle, honestas, valientes, libres como un guanaco, defienden su terruño como gata con gatitos, le ponen bueno al libro, a la pala y al ring, y con una fémina así, uno sólo puede crecer y mejorar. Que usted sea minero me parece bien, ésta zona siempre ha tenido minería, mi propio abuelo se las machucaba de lo lindo en la quebrada del Donkey a puro ñeque. Bajaba al pueblo cada 50 días para puro chantarle otra cría a mi abuela, pero esos minerillos no eran tan cochinazos como los de ahora, eran parte del medio ambiente, se las arreglaban solitos y no vivían prometiendo pegas por la tele a la gente necesitada. Le cito a un colega, el Dalai Lama: Éste siglo tendrá que ser verde o no habrá siglo. Dese una vuelta por mi Huasco amado a la hora que están soltando el humito y verá lo que le digo. Así de simple se ve la cosa, así que vaya calculando su finiquito, se chorea algunas herramientas que le pueden servir y se me va poniendo en onda pachamámica, se compra un charango, le pone internet al arado y vamos haciéndole empeño al tomate que no es de Monsanto y a la crianza de guaguas. Pero su carta me deja una sola duda: no me queda claro si usted está enamorado o empotado, si sólo es lo segundo no lo culpo, una mujer así embruja a cualquiera, pero entonces usted no es gusano para ese choclo, déjela pasar, algún chasconcito con olor a ala le hará justicia a tremenda mujer y usted se irá a su campamento de la montaña, a contarle sus historietas de machito a sus colegas a la hora de la choca, en su casino temperado con tevecable, mesa de pool y nada de amor.

Casiano, Del Amore, cada día más Huasquino.