Colega:
Ya que usted tiene mi mismo nombre es probable que me pueda comprender, por eso le escribo, pues me han dicho que usted da buenos consejos y mi caso es grave. Necesito una palabra certera. Le explico: yo era curita de la iglesia, aquí en Vallenar. Todo iba bien, el vinito estaba bueno y la iglesia estaba llena de feligreses, pero me empezó a entrar el diablillo que todos llevamos dentro. Me empecé a encariñar con las cositas tan lindas que hay en la casa de Dios, era como mías. Lo mismo me empezó a pasar con la platita de un colegio donde fui rector, era como platita mía, sabe? La platita me llamaba, me decía “llévame, gástame” y uno que es tentado, me la fui echando en el bolsillito perro que tenía cocido en mi sotana, ese bolsillo que uno tiene para pagar el colectivo en la noche o para comprarse un pucho suelto. Hasta ahí la cosa estaba pasable. Lo peor vino después, cuando el malulo me empezó a tentar con el pecado de la carne, y uno que es débil como la defensa de Brasil, caí en pecado con cuanto fulano o fulanito se me cruzó. El asunto es que me cayó un tejazo gigante de parte del hombrón de Roma, me echaron de la casa de Dios, y ahora no tengo ni para un vinito en caja y hace frío como para dormir sin pierna peluda para hacer cucharitas. Espero su consejo.
Casiano, ex hombre de Dios.
Mire, mi chato, entre usted y yo lo único que hay de común es el nombre, ya que yo me gano mi puchero enano trabajando, y nunca he encontrado en mis bolsillos una monedita que no fuera mía, ¿qué quiere que le diga? No noto en sus palabras ni una gota de arrepentimiento, es re fácil echarle la culpa de sus cagazos al azufroso con cachos, pero el asunteque aquí es que cada uno tiene voluntad para elegir su camino. Usted eligió el suyo, supongo que debe ser difícil ahora tratar de vivir como simple mortal, después de vivir como un príncipe, tener tanta platita a su disposición, con ropita buena, camioneta y comidita abundante. Pero es lo que se merece.
Quedarse con la platita de los pergenios del colegio fue harto feo también, eso de actuar como gato de campo con sotana me hizo recordar a las películas de El Padrino, donde el Marlon Brando, el Al Pacino y el Robert De Niro se sacaron los zapatos en la pantalla grande, repartiendo tunazos y bendiciones de chincol a jote como si fueran caramelos con centro líquido.
Sobre los pecadillos de la carne, veo que también se tomó muy a pecho eso de amar al prójimo. De seguro se olvidó que eso no incluye sacarle las pelusitas del pupo a los feligreses y menos si tienen gusto a leche aún; ahí se cayó feo. Ojalá que le caiga una teja más grande, devuelva la platita, y espero que no en carne ni en género y pase una temporada en la capacha, un rato recogiéndole el jabón a domicilio al Diente de Oro y al Chico Recortao le puede ayudar a encontrar mejores ocupaciones que vender la pomada de hombre santo. Los únicos santos que conozco y que respeto son el Loco Jaime, el Triqui Triqui y el finado Súperman, que ya vuela alto.
Casiano del Amore, el único Casiano del Valle del Huasco.