La firma de la Mesa de Gobernanza Regional, en el marco de la Estrategia Regional de Desarrollo 2024-2034, abre un espacio clave para avanzar en un crecimiento ordenado, equitativo y sostenible. Este hito, más que un trámite institucional, representa la oportunidad de que las metas trazadas en educación, salud, fomento productivo, conectividad, infraestructura, cultura y medio ambiente se traduzcan en acciones concretas que impacten la vida de las personas.
Para la provincia del Huasco, esta estrategia es especialmente significativa. Los desafíos en empleo, diversificación productiva, desarrollo turístico y preservación ambiental requieren de un trabajo planificado y articulado. La mesa de gobernanza, si funciona como se espera, puede ser un puente entre las necesidades locales y la planificación regional, evitando que los compromisos queden en declaraciones de buena intención.
El Huasco no solo necesita inversión en infraestructura vial o sanitaria, también demanda políticas que reconozcan el valor de su gente, de sus tradiciones y de su patrimonio natural. El desierto florido, la riqueza agrícola, la cultura ancestral y la actividad portuaria son ejemplos de un potencial que, con apoyo técnico y coordinación efectiva, pueden convertirse en motores de desarrollo sostenible.
Sin embargo, la clave estará en que este esfuerzo no se quede en papeles ni en reuniones. Lo que se espera es una gobernanza que escuche y que cumpla, que genere soluciones duraderas y que entienda que el desarrollo regional solo será verdadero si llega a cada rincón de la provincia.
La Estrategia Regional de Desarrollo es una hoja de ruta, pero el destino depende de la capacidad de transformar las promesas en realidades tangibles. Para el Huasco, esa es la gran esperanza y, al mismo tiempo, el gran desafío.
