Sr Director:
Hace unos pocos días se dio a conocer el equipo directivo del Liceo Bicentenario de Vallenar, medida impulsada por el actual gobierno comunal y que busca generar nuevas oportunidades para que alumnos de la educación pública y subvencionada de esta ciudad puedan alcanzar mejores resultados académicos, y por ende, tener la posibilidad real de acceder a la educación superior.
Llama la atención, el gran interés que generó en las familias vallenarinas, que ven en esta iniciativa, su gran oportunidad para materializar un ansiado anhelo: disponer de un liceo municipal con recursos humanos, técnicos y educativos para lograr aprendizajes de calidad en sus hijos.
“Queremos que los jóvenes más motivados, más esforzados, más talentosos provenientes de familias que no tienen recursos para pagar un colegio particular o no quieren poner a sus hijos en un colegio particular, tengan una vía rápida a la movilidad social” señalaba Lavín, al hacer público este proyecto educativo que – hay que decirlo – corresponde a un compromiso de campaña del Presidente Piñera.
Ignoro cuales fueron los criterios que guiaron a nuestras autoridades para seleccionar el personal que trabaja a contar de diciembre en este importante proyecto educativo, pero no por eso voy a dejar pasar la oportunidad de desearles el mejor de los éxitos por el bien de la educación de Vallenar. No era fácil embarcarse en un desafío cómo este. Se requiere, junto a sus competencias profesionales y personales, de un fuerte compromiso social, pero por sobre todo, del convencimiento de que este proyecto va en la dirección correcta.
Todos, y principalmente ellos, tienen claro que no va a ser fácil, sin embargo, y pese a toda la incertidumbre que provoca dar este gran paso, tengo la impresión que saben de la oportunidad histórica que significa dar un salto hacia un futuro más justo y equitativo para los jóvenes de esta hermosa tierra.
Al transformarse en un liceo Bicentenario de excelencia- de los que sólo habrán 50 a lo largo del país – los sostenedores firmaron un convenio de desempeño con el Ministerio de Educación con una duración de 10 años, mediante el cual los liceos y colegios se comprometen a lograr un promedio en el Simce que los ubicara entre el 10% de los mejores a nivel nacional, y dentro del 5% entre los mejores a nivel nacional en la P.S.U.
Lo anterior significa aumentar considerablemente los resultados externos que hoy acompañan a los liceos municipalizados de Vallenar. A todas luces, esto es realmente difícil de lograr de continuar con las prácticas pedagógicas donde predomina el modelo tradicional de la enseñanza.
El aprendizaje es posible clasificarlo en 4 grandes categorías – puede que haya otras – reproductiva, transferencial, crítica y creativa. Está más que comprobado que el acento en nuestros liceos y escuelas municipales está puesto en la primera categoría, y en casos excepcionales, en la segunda. Lo grave de esto es que las evaluaciones de medición interna (pruebas de cobertura curricular) y las externas (Simce y P.S.U., TIMMS y otras) son elaboradas en función de las categorías superiores: crítica y creativa
Otro de los cuestionamientos que se le hacen a este proyecto, tiene que ver con el hecho de seleccionar a los alumnos de acuerdos a sus competencias para la continuación de estudios superiores. El desarrollo de una competencia en este tipo de alumnos, cómo se esboza en el párrafo anterior, va más allá de la simple memorización o aplicación de conocimiento de forma instrumental en situaciones dadas. La competencia que los jóvenes deben tener para un liceo con estas características implica la comprensión y transferencias de los conocimientos a situaciones de la vida real; exige relacionar, interpretar, inferir, interpolar, inventar, aplicar, transferir los saberes a la resolución de problemas, intervenir en la realidad o actuar previendo la acción y sus contingencias. Es decir, reflexionar sobre la acción y saber actuar ante situaciones imprevistas.
Volviendo al plano de lo local, desde hace un tiempo a esta parte no son pocos los que sostienen que se hace necesario potenciar la educación técnico profesional, y ésta – en mi modesta opinión – es la oportunidad esperada, dado el interesante crecimiento económico y social que experimenta la provincia del Huasco a partir del 2010.
Dada la realidad social y económica de esta comuna, este tipo de educación es percibida por los padres y apoderados como una alternativa educacional que ofrece mayores opciones de futuro, y que además no impide que algunos alumnos puedan eventualmente seguir estudios superiores. Sólo hay que darle un sentido social, que se transforme en el sello o impronta que la distinga, y para eso también se necesitan buenos profesores para que con su vocación de servicio público iluminen el futuro de tantos jóvenes con talentos que hay en esta comuna.
Lo anteriormente expuesto echa por tierra, tal vez la crítica más reiterada a estos Liceos Bicentenarios, es que tiende a mantener la gran brecha que existe en la actualidad en educación, y es que una parte de los jóvenes recibirán una educación de calidad, y por ende tendrán otras oportunidades, en desmedro de un grupo importante de estudiantes que irán quedando en el camino. Obviamente a nadie le gusta la discriminación, pero en mi fuero interno quiero creer que la apuesta por este proyecto, no necesariamente significa descuidar a los otros jóvenes que con talentos distintos también reclaman una educación de calidad. Es más, mi apuesta es a creer que estos liceos se constituirán en un incentivo para que todo el sistema eleve sus niveles de exigencia. Esto es fácil de comprobar porque al poner el acento en la exigencia académica y en la calidad docente se produce el resultado que se busca: estudiantes con más recursos para enfrentar las complejidades del mundo moderno y, también, para continuar hacia una formación universitaria, si así lo deciden.
Esperar – ¿Cuántos más? – a que el país tenga un sistema educativo en que todos los liceos sean de excelencia, y no sólo unos pocos, como pretenden algunos connotados profesionales de la educación, es por ahora una ilusión que nos estaría condenando dramáticamente al “inmovilismo”. En la actualidad, y eso lo sabemos mejor que nadie los profesores, existe discriminación entre los alumnos de los actuales liceos.¿ O me van a negar que las escuelas y liceos del área privada no seleccionan a sus alumnos? Es más, ¿Acaso nosotros mismo no hacemos lo mismo? Tampoco podemos desconocer que ésta práctica, que por lo demás – suele ser transversalmente elogiada por gran parte de la sociedad- ha producido a los más importante profesionales de la vida nacional, regional y comunal pasada y presente, que pudieron educarse en un ambiente que les exigía esfuerzo, dedicación y buenos resultados. Lo que se traduce, en definitiva, en más y mejores oportunidades en la vida.
Con todos estos elementos en la mano, cabe preguntarse: ¿Fue una decisión correcta la que adoptaron las autoridades educacionales de la comuna al postular a Vallenar para un proyecto de esta envergadura? Yo creo que si, aunque pasará un buen tiempo para demostrarlo empíricamente, pero por lo pronto, estamos aprovechando una gran oportunidad para los jóvenes de Vallenar, quienes observaban con rabia, desesperación e impotencia, cómo en los liceos particulares y particulares subvencionados de su ciudad, se estaban educando sus futuros jefes.
Llegó el momento de terminar con círculo vicioso de la pobreza en esta querida tierra. Para eso, debemos empujar todos (autoridades, profesores, apoderados y alumnos) para el mismo lado. Debemos juntos soñar el futuro educacional de esta comuna. La educación es un tema transversal, no debemos contaminarlos ideológicamente… Nuestros niños y niñas no pueden seguir esperando…
La invitación final, junto con reiterar mis deseos de éxito a toda la comunidad educativa del nuevo lic
eo… es que a partir de este ejemplo, nos convirtamos todos, sin exclusión, en los constructores de nuestro propio destino…
Raúl E. Chacana Flores
Inspector General
P.T.M.