Por Las Riberas del Huasco, Francisco Ríos Cortés.

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5. Por Las Riberas del Huasco

En esta quinta reseña trataremos sobre un libro muy conocido de nuestra historia local, nos abocaremos al texto: “Por las Riberas del Huasco”, publicado en 1981, cuyo autor, don Francisco Ríos Cortés, es autor además de otros textos de alguna valía para adentrarnos en el conocimiento de la historia de nuestro amado terruño, tales como: “Atacama: Tu Tradición es Historia”, de 1985 y “San Ambrosio de Vallenar”, de 1994, que iremos comentando en lo venidero, a medida que continuemos con este espacio dedicado a reseñar a los diversos autores y sus obras ligadas a la historia local. Sin embargo es con  “Por las Riberas del Huasco” que su autor alcanza notoriedad pública, alzándose hasta el presente como uno de los autores huasquinos de mayor difusión, en esta modesta reseña nos proponemos valorar su real aporte a la historia local.

En este mismo espacio anteriormente reseñamos a los padres fundadores de la historia local, a saber: Luis Joaquín Morales  y su fenomenal libro: “Historia del Huasco”, 1896-1897 y Juan Ramos Álvarez y su notable obra: “Historia del Valle del Huasco”, 1948-1949; paladines ambos del conocimiento de nuestra tierra, nuestros superhéroes de lo que hemos llamado Matriohistoria, la historia de la Matria, del terruño, del espacio físico, histórico y poético que reconocemos como propio, siendo autores mucho menos conocidos masivamente que el autor en comento hoy.

Don Francisco Ríos Cortés nos plantea un texto más cercano a la crónica o al ensayo local, su texto en comento está conformado por 18 capítulos separados, que bien pueden ser considerados como 18 crónicas separadas impresas en un mismo texto, algunas de irregular calidad, de disímil aporte a lo ya dado a conocer por autores anteriores y bastante repetitivas en sí mismas, su texto se nos aparece como crónicas escritas de manera autónoma, sin conformar un texto solidario pensado originalmente como un libro único, secuencial; es por ello que se van repitiendo frases, párrafos e ideas en los subsiguientes capítulos, que le otorgan a su texto un cariz de recursividad repetitiva poco feliz.

Don Francisco Ríos Cortés y su “Por las Riberas del Huasco”, es un texto muy conocido en la actualidad, siendo referencia obligatoria de toda investigación escolar sobre los tópicos locales más evidentes, debido, principalmente al alto tiraje de su edición original, 5.000 ejemplares, cifra considerada alta para la realidad de las publicaciones en nuestra zona en su época y en la nuestra, del mismo modo, superó con mucho la forma de difusión con que los paladines anteriores de la historia local publicaron sus obras: cuadernillos de venta separados por capítulos y a través de los diarios locales como inserciones capítulo a capítulo, como fueron los casos de Luis Joaquín Morales y de Juan Ramos Álvarez respectivamente.

Don Francisco Ríos Cortés, al igual que sus dos antecesores ya mencionados, formó parte del otrora poderoso Partido Radical, sin embargo a él no le tocó vivir los años de esplendor de esa agrupación política, ya devenida, en la década de los 80`s del siglo recién pasado, en un partido de baja representación política local y nacional, superado históricamente al haber sido superadas las contradicciones socio históricas que llevaron a su creación; tal vez por ello su texto presenta una tendencia clara a la nostalgia de tiempos idos, de años dorados reificados por la memoria interesada, parcial, partidista; en su texto la evocación mitologizante hacia las figuras locales de su propia colectividad política ocupan un lugar preponderante, otorgándoles valoraciones de muy dudosa objetividad, restándole, de paso, interés a su libro, aún así es digno de dedicarle una reseña, aún cuando su texto no está a la altura de los escritos anteriormente por los paladines matriohistóricos del Huasco, don Luis Joaquín Morales y Don Juan Ramos Álvarez, cuya lectura recomendamos desde siempre.

Su texto, que asumimos como crónicas locales, nos plantea un lamentable retroceso en la perspectiva histórica local que venían desarrollando los paladines anteriores, ya que para don Francisco Ríos Cortés los hechos ocurridos en el espacio local cobran sentido solo en función de su aporte a la historia nacional, a la Historia Patria, es decir, don Francisco Ríos Cortés plantea un retorno a la mirada de lo local hacia lo externo, desconociendo el valor de los hechos históricos e identitarios de lo local para lo local; en su texto vuelven a aparecer como telón de fondo los autores decimonónicos de la historiografía nacional, Barros Arana y Benjamín Vicuña Mackenna, principalmente, además de otros levemente posteriores tales como Francisco Encina o Gonzalo Bulnes, padres del mito fundacional del Chile actual, mito que no mira ni requiere del Huasco, pero que se granjea el tributo gratuito y emocionado de nuestro autor local reseñado hoy.

Don Francisco Ríos Cortés nos plantea una historia basada en las familias patricias locales, intenta explicar el desarrollo socio histórico de este territorio con las biografías de sus vecinos más adinerados, replicando en lo local lo ya hecho por Vicuña Mackenna en Chile; don Francisco Ríos Cortés intenta homologar el proceso de conformación de nuestra identidad local al devenir siempre industrioso (en sus propias palabras siempre halagüeñas) de una minoría minero-agropecuaria local acomodada; su texto, en ese sentido es profundamente conservador, invisibilizador de los demás cuerpos sociales locales, es una mirada típicamente hacendal, desarrollista, desde arriba, aquella que no percibe las contradicciones que conllevan los determinados intereses contrapuestos entre clases sociales; para éste autor la epopeya local está cargada de romanticismo ramplón, para él son los altos valores morales de los patricios locales los que han hecho posible la conformación de nuestro terruño.

Más allá del curioso conservadurismo radical de don Francisco Ríos Cortés, su libro peca de algo mucho peor, su texto se asemeje en forma y fondo al bastante anterior de don Juan Ramos Álvarez, cuyo hermoso texto ya reseñamos, donde además marcamos el hecho de que no ha tenido hasta ahora la difusión que merecía, es esta situación lamentable la que ha posibilitado que su texto sea objeto de préstamos e intertextualidades peligrosamente emparentadas con el plagio; don Francisco Ríos Cortés solo cita, de soslayo y solo en contadas ocasiones, a don Luis Joaquín Morales, figura fundacional local demasiado relevante como para ser obviada, pero curiosamente don Juan Ramos Álvarez y su obra “Historia del Valle del Huasco” de 1948-1949, no aparece mencionada nunca durante la narración de su texto, ni siquiera en la exigua bibliografía final que acompaña al texto de don Francisco Ríos Cortés; sin embargo tanto Luis Joaquín Morales como Juan Ramos Álvarez constituyen fuentes omnipresentes a lo largo de todo el texto de Francisco Ríos Cortés, sin recibir la mención y el tributo lleno de respeto que se merecen.

Otro elemento importante de reseñar es aquel referido al tratamiento de las fuentes primarias y secundarias consultadas por don Francisco Ríos Cortés, en él se aprecia una falta de rigor extrema, ya que no cita fuente local alguna, todo parece provenir de su mente prodigiosa y de su poder económico personal, que le permitió auto publicar su obra con el alto tiraje que hemos anotado y que ha posibilitado que muchos de los ejemplares de su inagotable primera edición aún campeen en cuanta feria de libros regionales se instale, por lo que se ha auto otorgado un lugar de privilegio que a todas luces, tanto como investigador como escritor, no merece; aquí anotamos un peligro: no es sano para la historia de nuestra querida matria que solo una voz se instale en el centro del árbol local; la obra de Francisco Ríos Cortés amenaza, lamentablemente, en constituirse en la voz oficial de la historia local, debido principalmente a la pereza de los lectores e investigadores locales actuales, que no se esfuerzan en ir más allá en el tiempo y adentrarse en la lectura de los padres fundadores, en ello exculpamos al propio autor, quien no tuvo la culpa de tener más ego y dinero que talento.

En la obra de Francisco Ríos Cortés, el espacio geográfico y cultural que llamamos propio se vuelve a empequeñecer, siguiendo tal vez la misma línea que ya notamos en Juan Ramos Álvarez, donde “El Huasco” casi en su totalidad es referido a la ciudad de Vallenar, muy distinto al proyecto histórico e identitario fundado por Luis Joaquín Morales, cuya mirada era mucho más amplia, mas incluyente, línea que no ha sido seguida por ninguno de los autores actuales ni por el comentado hoy; “Por las Riberas del Huasco” de Francisco Ríos Cortés se remite casi unívocamente a Vallenar, con solo un capítulo dedicado a Freirina, de poca novedad a lo ya conocido, donde se aprovecha de exaltar ahora también a la pléyade patricia freirinense; teniendo un corto capítulo final dedicado a Huasco Puerto, donde si se anotan algunas novedades históricas, aunque, como es la tónica de todo el texto, no se revelan fuentes de información ni pista alguna que permita corroborar o profundizar esos asertos, aún así es uno de los capítulos de interés del texto de Francisco Ríos Cortés. Huasco Bajo, el histórico, no es ni mencionado.

El Libro de Francisco Ríos Cortés es extremadamente pobre en su mirada sobre el pasado indígena del Huasco, lo que lo emparenta con los paladines de la matriohistoria local, todos influidos por el positivismo historicista que entendía a los indígenas como un pasado oscuro, retrógrado, que se debía obviar, por ser opuesto a la idea del desarrollismo basado en la racionalidad occidental,  negándole así al componente indígena su potencial conformador cultural, y excluyéndolo, por tanto, de ese mito absurdo y forzado que la historiografía nacionalista chilena ha creado, aquel centrado en la chilenidad, una Nación – un Estado, tema de actualidad, en especial en lo referido al Pueblo Mapuche y que encuentra en ésta lógica su origen. En lo local el componente indígena no ha sido desarrollado como un tema, prefiriéndose asumir falsamente una historia de hombres blancos pueblerinos, interesadamente más emparentados con el colonizador europeo que con la alegre negrura de los propios.

Recordemos que el tema indígena fue asumido por los primeros cronistas españoles con sumo respeto, en especial por Alonso de Ercilla, quién desarrolla en el siglo XVI el mito del indígena Mapuche valeroso y guerrero, sin embargo nuestros buenos historiadores criollos posteriormente desarrollarán el mito del Mapuche violento, alcohólico y perezoso, creándose las condiciones para que su tierra fuera ocupada militarmente y usurpada por el Estado Chileno en el siglo XIX , en esto Vicuña Mackenna, figura preclara de la historia patria, jugó un rol relevante, influido de la lógica modernista de su época, contribuyendo a construir el sostén ideológico que fundamentó esos actos deleznables en contra de los Mapuches, cuyas consecuencias aún no son reparadas. En lo local la misma lógica y el mismo autor, que gravitó en el imaginario de nuestros buenos historiadores huasquinos como lectura de cabecera, pueden explicar la pobreza en el tratamiento del componente indígena.

El texto de Francisco Ríos Cortés vuelve sobre tópicos bastante mejor tratados en otros autores locales anteriores, agregando poca información relevante, en especial aquellos capítulos titulados por su autor como “Agua Amarga”, “El Hospital Nicolás Naranjo”, “la Noche Triste”, “La Compañía Agrícola de Vallenar”, “La Revolución del 91”, entre otros, donde, a la reiteración artera del texto, principalmente, de Juan Ramos Álvarez, le agrega toques de coqueta cursilería argumental, detalles anodinos, desplantes poéticos algo revenidos, propios del romanticismo literato anterior a su época, del que era admirador confeso mas no un exponente aventajado.

Un tema interesante en su texto es aquel referido a las mujeres del Huasco, tratadas en el capítulo denominado ampulosamente: “Sacerdotisas del Patriotismo, el Progreso y la Cultura”, donde, descontando los comentarios machistas propios de su época de cuyo signo no estuvo exento el autor, logra extender el conocimiento histórico sobre los patricios locales también a las mujeres locales de igual condición, siendo ese un tema prácticamente no explorado en el Huasco, claramente merecedor de mejores y más actuales esfuerzos de investigación.

Más allá de todo lo dicho su texto plantea algunas novedades, en especial aquellas relacionadas al desarrollo bancario del incipiente Vallenar de los siglos XIX e inicios del XX, aquí se abre una arista ausente en los autores anteriores, sin embargo la falta de capacidad interpretativa del autor, que acompaña a toda su crónica, hace que sólo sea un buen inicio, faltando profundizar las implicancias sociales del mismo, más allá de los nombres rimbombantes de los patricios involucrados, más allá de la casuística de instalaciones de las diversas instituciones crediticias locales y de los desfalcos que casi como norma los acompañaron, falta aquí una mirada más inquisitiva, que asocie los hechos, los signifique en un esquema más fecundo de análisis, en esto, Francisco Ríos Cortés no logra dar el salto interpretativo, quedándose como un buen cronista local, lejos de la calidad estilística y de investigación de los historiadores locales que lo antecedieron, más allá de la sobrevaloración de la cuál goza su obra hoy en día.

Ficha Técnica.

-Libro: “Por Las Riberas del Huasco”.

-Autor: Francisco Ríos Cortés.

-Primera edición año 1981, 373 Páginas; Tiraje: 5.000 Ejemplares; Impresor: Salesianos, Santiago.

-Precio referencial: $7.000 -$8.000

 

Por: Franko Urqueta Torrejón, Taller Cultural José Martí, Pueblo Hundido, verano de 2013.

 

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