Al revisar los resultados del Indice de Desarrollo Comunal (IDC) 2020, publicado este mes de septiembre por la Universidad Autónoma de Chile, no se puede permancer indiferente al constatar en su análisis hechos tan evidentes, que por lo mismo los damos por aceptados. Y es que la desigualdad que se expresa en diversos ámbitos del desarrollo en nuestro país, también se muestra con una enorme crudeza entre comunas.
Es así que, mientras 8 comunas (Providencia, Las Condes, Santiago, Vitacura, Lo Barnechea, Viña del Mar, Ñuñoa y Concepción) ocupan los primeros lugares del raking nacional, con un desarrollo catalogado como ALTO, en la vereda opuesta se presentan 283 comunas, es decir el 80% del total nacional, con un desarrollo MEDIO a BAJO.
Pero esta desigualdad que surge del análisis de tres dimensiones: Salud, Economía y Educación, también se deja ver con la misma crudeza al interior de las regiones. Mientras la capital de Atacama – al igual que todas las capitales regionales de Chile – presenta un desarrollo MEDIO ALTO, a pocos kilómetros de distancia vivimos otra realidad: la de las comunas que esperan por una verdadera descentralización, pues sus indicadores se ubican en la parte MEDIA a BAJA del ranking de desarrollo.
El ranking nos muestra la ubicación de las 345 comunas y en este contexto, las cuatro comunas de nuestro valle muestran un resultado dispar. Vallenar está en el lugar 92, con un nivel MEDIO, Huasco se ubica en el 214 con un nivel MEDIO BAJO, Freirina en el 281 y Alto del Carmen en el 296, ambas en el nivel BAJO. Esta es una nueva muestra de lo que ha hecho el centralismo y cómo los territorios que se encuentran de cabecera logran una ventaja, cuando lo óptimo sería que avancemos hacia un desarrollo equilibrado, sobretodo en un valle altamente interrelacionado.
Frente a la constatación de que la desigualdad persiste y seguramente – después de esta crisis – se profundizará a niveles jamás vistos, los datos que entrega este estudio son una alerta, que nos llama a analizar la complejidad de nuestros días y a evaluar profundamente los mecanismos con que se distribuyen los recursos y la forma de hacer la política, pues a todas luces no están siendo efectivos y peor aún, están generando chilenos de segunda y tercera categoría, con posibilidades limitadas de desarrollo.
Según Daniel Innerarity – filósofo español – la continua procesión de urgencias de estos tiempos nos puede distraer de los desafíos de largo plazo, por lo que la invitación es a construir una gobernanza anticipatoria, donde a la luz de estos resultados la descentralización ocupe un lugar prioritario en la política nacional y regional, de tal forma de que no sea un estallido social el que llegue a corregir el rumbo.
Armando Flores Jiménez