Contra todo pronóstico, desde la vuelta a la democracia, la derecha tiene una cuantiosa posibilidad de acceder y reinar en el edificio consistorial de los azulejos de mingitorio de Plaza 25.
Con una multiplicidad de candidatos de la siempre variopinta izquierda, esto es, independientes, ex partidistas, progres, ultrones, socialdemocratas y pachangueros varios, la derecha pudo llevar un candidato único y bien representativo.
La derecha tradicional se decantó por “Simplemente María”, que si se la escucha en su tono amable y bien educado, perfectamente podría pasar piola entre el lote de la progresía centroizquierdosa comunal.
De otra parte, y como un verdadero outsider, ha emergido con un claro discurso antivacuna y globalifóbico, el turco por excelencia, Tatán Tritón, quien podría arrojarse con todo y reclamar su personaje como un Miley verde olivo o un Donald Trump que brota de entre las corrientes y el légamo… y las basuras aún sin limpiar del lecho del río Huasco.
¿No es acaso este último coloso, este Tritón, el llamado a proponer con rudeza las medidas de fuerza necesarias para poner la casa en orden? ¿No cumple acaso con el perfil perfecto para ponerse la placa de Sheriff y combatir la migración descontrolada, defender el comercio y sus sombras chinescas y hasta para desalojar a los perros vagos que instalaron su vivienda DS 150 Guau en plena Plaza de Armas para recuperar la grandeza?
Que no te vacunen: Make Vallenar Great Again. (Ahí te va un eslógan al gratín)
Es que mientras la derecha no se asuma en su llamado y en la naturaleza de sus principios (y no, no importa que suenen rancios o poco modernos) perderán la posibilidad de entregar una alternativa a esa masa ignorada y no cuantificada de votantes que quiere orden en la ciudad, y a la vez posibilidades de emprender sin burocracias ni amiguismos o la continuidad de clusters familiares donde siempre gana la casa.
Pero esa es una conversación que parece aún no está en sus agendas…