Se acerca una de las fechas más esperadas del año: las Fiestas Patrias. En Vallenar, el tradicional sector de Cuatro Palomas se prepara para recibir a miles de personas en un espacio renovado, con mejoras en infraestructura, servicios y, sobre todo, en medidas de seguridad. Sin embargo, más allá del despliegue de casetas, drones y patrullajes, el desafío no es solo organizativo: lo verdaderamente importante será que estos esfuerzos se traduzcan en resultados concretos y no en simples anuncios de ocasión.
La seguridad debe ser una prioridad no solo en la entrada de septiembre, sino también en la vida cotidiana de la comuna. Los vecinos conocen de cerca la sensación de temor e indefensión cuando los espacios públicos son mal utilizados o quedan sin resguardo. Por eso, lo que hoy se anuncia con entusiasmo para el recinto de las ramadas debería convertirse en una práctica permanente: presencia real, coordinación entre instituciones y un seguimiento constante de las medidas aplicadas.
Pero la seguridad no depende únicamente de las autoridades. Cada persona que asista a las celebraciones tiene también un rol que cumplir. El autocuidado, el respeto de las normas y la prevención de conductas de riesgo son tan importantes como la fiscalización externa. Ningún operativo policial ni municipal puede reemplazar la responsabilidad individual en un evento masivo.
La Provincia del Huasco tiene una oportunidad en estas Fiestas Patrias: demostrar que se puede celebrar con alegría, tradición y encuentro comunitario, pero también con conciencia y respeto. El orden, la limpieza y la seguridad no deben entenderse como un lujo pasajero, sino como un derecho ciudadano que se construye día a día, entre autoridades que cumplen su deber y vecinos que también asumen el suyo.
Las fiestas son motivo de orgullo, pero también de compromiso. Que este septiembre no sea solo un despliegue para la galería, sino un punto de partida para fortalecer una cultura de seguridad y autocuidado que la comunidad viene reclamando hace mucho tiempo.
