Todos te llamábamos Choche, sin embargo para muchos eras Don Jorge. El político, el radical, el amigo y consejero, el enano, el gurú…
Eras un hombre que te hiciste en la vida y que tu mejor universidad fue ésta misma… Nunca claudicaste en nada y el mejor ejemplo fue con tu familia… Siempre dedicaste, aunque sea un minuto, para estar en los hitos importantes y fundacionales de cada uno de nosotros…
Acompañaste a cada uno de tus hijos y tus nietos en sus felicidades y desgracias, más felicidades, ya que siempre con la Lela disfrutabas de nuestros triunfos y anhelos, que en parte, eran tuyos y de ella…
Tu vida fue difícil, sin embargo, nada de eso impidió que triunfaras en ella, que de lo triste sacaras fortalezas y aprendizajes, los que en cada oportunidad nos recalcabas…
Como no recordar cuando éramos pequeños y en nuestras primeras andanzas de juventud y adolescentes, con tu nieto Alejandro, el ahora señor abogado, te sacábamos los puchos que te pasaban en los barcos que fiscalizabas en Huasco, y después cuando los buscabas le echábamos la culpa a Marcos, tu nieto mayor… que recuerdos…
O cuando reías a carcajadas, cuando le preguntaban a Sebastián, el músico, que sería cuándo grande, si Superman o Batman…jajaja
O cuando, Gonzalo, el psicólogo revolucionario freirinense, del que estoy seguro estás bastante orgulloso por su lucha, (al igual que todos en la familia) entró a la escuela de oficiales de Carabineros… era un sueño para ti, y que después de su salida lo entendiste y comprendiste… lo aconsejaste a pesar del enojo posterior y lo apoyaste a salir adelante…
O cuando, también reíste a carcajadas, con Jorge, el prevencionista, que de acuerdo a lo señalado por el Coqui en aquella ocasión, su padre, lo inscribieron en un pre universitario para ir a la universidad, que le enseñaba desde religión hasta educación física…
O cuando el Marcos, el también prevencionista, te dio a tu primer bisnieto, de una camada interminable… Estabas orgulloso, y lo apoyaste en todo a pesar de ser un púber…
O como no recordar, cuando entre todos los primos varones, formamos la Cofradía del Enano…una junta entre abuelos y nietos, donde sabiamente nos entregabas tus mandamientos, que cada uno de nosotros debíamos cumplir con las féminas… A algunos nos fue bien, a otros no tanto, pero los recuerdos quedan grabados… en especial el primer mandamiento 😉
El mítico furgón azul… aquel en que a muchos de tus hijos enseñaste a manejar..
El inolvidable viaje a Chquicamata con todos tus enanos chicos para ver a tu hija…
Las interminables conversas a la luz de la luna y con una cerveza en la mano, de abuelo a nieto, de hombre a hombre comentándonos tus luchas políticas y sociales… Grandes experiencias
Gracias Choche por ir a buscar a mi hijo al hospital, a Vicente Opazo Urqueta, el primero de tus bisnietos que lleva el apellido Opazo… Gracias
Gracias por acompañarme en mi primer viaje en carretera a Copiapó… Por guiar mis manos y a pesar de los retos que me diste, fue un viaje inolvidable, siempre hablando de política y recordándome respetar la velocidad… con muchos retos querías que me fuera a 60 km a Copiapó… a lo tortuga
Gracias Choche, por tu claridad mental para aconsejar en los momentos difíciles… claro está que el más porfiado fue el Marcos, pero a todos nos ayudaste y apoyaste.
Gracias Choche por ser un hombre de valores claros, de principios sólidos e ideas potentes en cuanto a la política… Muchos te defraudaron, confiaste en ellos, pero no resulto. Tu siempre con la frente en alto, los seguiste respetando pero no entendiendo. Gracias por enseñarles.
Gracias Papi Choche, como todos tus nietos te llamábamos cariñosamente. Fuiste un gran hombre, un padre excepcional y un abuelo notable. Formaste una familia con sólidos valores y engrandeciste la labor pública y política con tu consecuencia. Gracias de verdad.
Hoy, entrega un abrazo fraterno al Coky, un abrazo que muchos no alcanzamos a dar, pero que tú en representación de la familia Opazo Mieres, sabrás dar. Apretado, con sentimiento y con un pequeño consejo entre tus líneas.
Gracias Choche, descansa y cuida de cada uno de nosotros
Tu nieto
Carlos Opazo Álvarez