Terremoteados

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Sr Director:

Ya podemos considerarnos, los actuales habitantes del valle del Huasco, como los nuevos “terremoteados” del siglo XXI, en alusión a los huasquinos que sufrieron el sismo de noviembre de 1922 y que acuñaron ese término para reafirmar su supervivencia a la tragedia. No fue, por cierto, el de la semana pasada un sismo de iguales características al de hace 80 años atrás, el cual se empinó en la escala de Richter hasta el 8,5, y que significó la destrucción casi total de la ciudad de Vallenar, además de cobrarse 500 vidas. Sin embargo, este último remezón nos hace reflexionar sobre el grado de preparación con que cuenta nuestra población para salir indemnes a este tipo de fenómenos naturales. La actual ciudad de Vallenar no cuenta ya con aquellas calles estrechas de 4 ó 5 metros del año 22, las que se convirtieron en trampas mortales al momento de desplomarse los pesados muros de adobe sobre los aterrorizados vecinos. Pese a ello, hoy las arterias de Vallenar se encuentran atochadas de vehículos, siendo incluso casi imposible transitar por ellas durante las horas punta. Las verdaderas toneladas de cables que pasan por sobre las cabezas de los vecinos en el centro de la ciudad, los puestos de comercio ambulante y la ubicación de letreros y diferentes elementos de equipamiento urbano, contribuyen a bloquear las vías de escape hacia áreas más seguras.

No es de público conocimiento, y de verdad que es peligroso que no lo sea, el plan de seguridad en caso de terremoto que, es de suponerse, ya ha sido suficientemente diseñado por el Comité de Emergencia que existe en la comuna. ¿Cuáles son las áreas de seguridad hacia donde deben trasladarse los vecinos en caso de un terremoto? No pocos vecinos consideran que en ese contexto sería muy difícil trasladarse hacia el hospital provincial, previéndose problemas en el sector del puente Brasil y en los faldeos de las entradas sur y norte, en donde durante el reciente sismo  se produjeron rodados. Si algo así sucediese ¿se cuenta en Vallenar con uno o varios hospitales de campaña? ¿Dónde estarían éstos ubicados? ¿Cómo llegaría hasta allí personal médico para atender a los heridos? ¿Se cuenta también con teléfonos satelitales, y cuál es el protocolo de su disponibilidad para evitar que queden guardados  bajo llave, en un armario que sólo puede abrir un solo funcionario?

En definitiva, sin el menor ánimo de alarmar a nadie, es preciso que dicho comité comparta con la población la información que dispone y entregue las necesarias instrucciones, idealmente por medio de una campaña informativa permanente de educación sísmica, a fin de evitar la pérdida de vidas en el caso de producirse un terremoto de mayor magnitud al de hace unos días atrás en la zona.

Milko Urqueta Torrejón

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