– ¡Esta bien, cabro, está bien!. Si quieres, puedes ayudarme. Debo decirte sí, que en esta pega hay que tener cuidado. Si desordenas los tipos, la gente no va a entender nada.
– No se preocupe don Sinforoso, le voy a hacer harto empeño.
Este diálogo bien pudo producirse entre los años 1884 y 1886. Los protagonistas: don Sinforoso Bolados y un pequeño de nombre Manuel. Por lo menos, así se desprendía de la semblanza hecha por el historiador vallenarino Juan Ramos Álvarez el 17 de diciembre de 1947 en “El Noticiero Huasquino”.
Sinforoso Bolados era una suerte de abogado de los huascoaltinos en el viejo pleito por las aguas del río a través de su página noticiosa “La Situación”. Ramos expresa que “en los últimos años – traidor ataque lo habría de derrumbar en 1886- le ayuda a compaginar su hoja periodística un niño que apenas alcanza los chibaletes: Manuel Eduardo Rojas Jiménez”.
No ha lugar a dudas que esta fue la ocasión en que el fundador de uno de los periódicos vallenarinos de mayor permanencia en el tiempo, tiñó su sangre con tinta de imprenta para siempre. Pero, contrario a cuanto pudiera creerse, su primer periódico vio la luz lejos de su querido Vallenar.
La posibilidad de mejores expectativas económicas, el auge salitrero y el deseo de sumarse a la consolidación de la soberanía chilena en el norte, lo llevan a trasladarse muy joven a Tocopilla, puerto en que funda en 1893 el periódico “El Comercio” y posteriormente “El Progreso”, en 1897. Luego, se traslada a Taltal donde crea “La Voz de Taltal” en 1898. De regreso a Tocopilla saca a la calle “La Correspondencia” y una hoja periodística para Gatico: “El Correo” en 1903.
Sin embargo, el llamado del terruño se torna imperioso y regresa a Vallenar el año 1927. Verdadera odisea fue trasladar por ferrocarril de Tocopilla a Vallenar la prensa alemana Actien- Gesellschaft, adquirida directamente en el Viejo Mundo el año 1905.
Mario Rojas Madrid, quien junto a su primo Melvin, aún mantiene la “tradición imprentera” heredada de su abuelo Manuel, cuenta que el traslado de la maquinaria con más de dos toneladas de peso provocó verdadero revuelo en el Vallenar de finales de la década del 30. En esos años el único vehículo en que se podía cargar la prensa era un camión de la Hacienda Compañía.
– Es que era muy re grande y pesada la cuestión, puh ñoh.
En la tarde del domingo 17 de diciembre de 1933 aparece el primer número de “El Noticiero Huasquino”, periódico “comercial y noticioso”. Letras rojas con publicidad de la Casa Naím, ubicada en Prat 921 al 925 encabezaban la portada del nuevo tabloide que se sumaba al “Constitucional”, “El Trabajo” y el “Eco del Huasco”, publicaciones vallenarinas existentes en ese entonces.
Los titulares principales daban cuenta de la exigencia paraguaya a Bolivia de retirarse de los territorios de El Chaco y de pagar una indemnización de cuarenta millones de dólares, requisito previo a la firma de cualquier armisticio. En páginas interiores, un saludo a los colegas de la prensa de la competencia junto con solicitar y ofrecer lealtad en el manejo informativo. Paradojalmente, consignaba además un reclamo contra el oficial del Registro Civil quien entregaba en exclusividad la lista de nacimientos y defunciones al diario “El Trabajo”.
Desde sus inicios, la Imprenta Rojas y el diario, se constituyeron en una empresa familiar que llegó, incluso, a editar una publicación de corta vida en Freirina: “El Heraldo”. Bajo la dirección de Manuel Rojas Jiménez – siete de once hijos nacidos de su matrimonio con Isabel González Núñez – Margarita Elena como administradora, Miguel Ernesto, Mauricio Edmundo, Mario Emilio, Marino Eneas, Misael Elzo y Marcio Ejidio, en labores de redacción y talleres, alcanzaron con “El Noticiero Huasquino” un tiraje de cinco mil ejemplares en la década del cuarenta, cifra que ya desearía un diario de hoy.
El anecdotario que gira en torno al “Noticiero Huasquino” y a la figura de Manuel Rojas Jiménez es extenso. Las estrategias para reportear y obtener noticias eran también variadas. Iban desde “datearse” con Luis Núñez, controlador de la torre del aeródromo local sobre la llegada de artistas o personajes, “infiltrar” importantes reuniones o utilizar como “corresponsales en viaje“ a choferes de los camiones mixtos que transportaban carga y pasajeros al interior del valle o a los maquinistas del tren a Huasco.
Al respecto, de esto último da testimonio Ismael Pacheco en entrevista realizada por Manuel “Pipo” Morales en mayo de 2002 a bordo del Tren del Recuerdo a Huasco, actividad programada con motivo de celebrarse el Día del Patrimonio.
– Noticias o datos que habían por acá los llevamos al diario. En ese tiempo estaban Marino, “El Pila”, “Nuno”, Ernesto… todos los niños Rojas. Nosotros les llevábamos las copuchas de por acá, las peleas, los robos, los boches por el agua, la pérdida de animales, la cuestión política de Freirina, en fin.
Las estrategias para mejorar la calidad del diario eran múltiples. Otra de ellas: Aprovechar la amistad y los viajes de Roberto Raúl Turres a Santiago para conseguir clisés fotográficos con periodistas de La Tercera de la Hora de acuerdo a los requerimientos del diario vallenarino.
Los “golpes noticiosos” menudearon. El viernes 26 de marzo de 1943 llegó a Chile el vicepresidente estadounidense, Henry A. Wallace en visita oficial. Los “sabuesos” de El Noticiero Huasquino se dieron maña para recoger de él sus primeras impresiones en nuestro país cuando el avión Douglas de Panagra realizó una escala técnica en el aeródromo de Vallenar. Sólo al día subsiguiente y ya con el dignatario en Santiago, el resto país pudo conocer mayores antecedentes de la visita.
Valga consignar que en sus páginas escribieron personalidades del mundo de la literatura, la educación y la política como Juan Ramos Álvarez, autor de la “Historia de Vallenar”, publicada en el diario y que aún se encuentra bibliográficamente inédita; Roberto Flores Alvarez, el poeta de los mineros; Hugo Evans Torreblanca, destacado educador; Roberto Raúl Turres, profesor y ex Intendente Regional y Luis Hormázabal Godoy, combativo regidor, entre muchos otros.
En marzo de 1955 se imprimió en Vallenar el último número de “El Noticiero Huasquino”. No existe claridad sobre las razones que llevaron a la Sociedad Periodística Tarapacá a imprimir el diario desde La Serena. Algunos antecedentes hablan de usurpación de la marca y otros de la venta de ésta.
El 25 de diciembre de 1964 falleció en nuestra ciudad Manuel Eduardo Rojas Jiménez a la edad de 89 años. Siete meses más tarde, el 19 de julio de 1965, salió a la venta el diario “El Noticiero” editado por sus hijos. En un saludo en página interior, Juan H. Bruzzone escribió sobre los periodistas y editores de la nueva publicación. “Ellos fueron los que en su tiempo editaron El Noticiero Huasquino hijo de ellos, hoy arrebatado en su nombre, pero no así en su espíritu que animó aquel diario que los vallenarinos de ayer conocimos”.
Mucha tinta escurrió por los rodillos de la Imprenta Rojas, editora de “El Noticiero Huasquino”. Hoy, una deteriorada edificación en la esquina de las calles Prat y Valparaíso – resultante de la controvertida y aún no clara expropiación que dio paso a la construcción de los edificios Domeyko y Bulnes – guarda en sus entrañas el oxidado sueño de la vieja prensa alemana. El alma del vallenarino sensible verá, sin lugar a dudas, la imagen de Manuel Eduardo Rojas Jiménez inclinado sobre los añosos chibaletes, tal como una vez lo hiciera, de niño, a fines del siglo XIX.
Primera Mención Honrosa, Concurso «Historia Inédita de Vallenar», 2006
Autor: Julio Valderrama Bonilla (Seudónimo: Andrés Galvéz)
Un sentido homenaje de El Noticiero dl Huasco, a su trayectoria como periodista y hombre de letras.
Foto Gentileza: Mario Rojas Madrid