El mundo del fútbol no va a olvidar fácilmente la dura prueba que Franklin Lobos tuvo que superar a fines del año pasado, cuando estuvo casi 70 días atrapado en la mina San José de Copiapó.
Los homenajes, saludos y regalos recibidos tampoco se borrarán de la cabeza del ex mediocampista de Cobresal y la selección chilena, quien repasó los momentos más duros de su encierro a 700 metros de profundidad en una entrevista con la FIFA.
¿Cuál fue el momento más duro que pasaron en la mina?
Los momentos más duros fueron los primeros cinco días. No sabíamos si alguien nos estaba buscando o si nos habían abandonado a nuestra suerte. Eso fue muy díficil. También fue duro alrededor del día 8, cuando vi a algunos de mis compañeros despidiéndose de sus familias.
¿Pudo compartir sus experiencias como futbolista en la mina?
Claro que sí. Fue muy importante porque pasamos mucho tiempo hablando de fútbol. Ayudó para que los días fuesen más cortos, o las noches, porque siempre estuvo oscuro allá abajo. El fútbol nos mantuvo vivos. Personalmente hablando, me ayudó a estar fuerte mentalmente y ayudar a mis compañeros. En el fútbol, tú trabajas con psicólogos y pasas mucho tiempo concentrado con tus compañeros antes de los partidos. Aunque es muy diferente, todavía está ese elemento de estar encerrado. Todo lo demás fue poner nuestra fe en Dios.
Mientras estuvieron en la mina, varios futbolistas les enviaron mensajes de apoyo. ¿Cuál les llegó con más fuerza?
Cuando logramos contacto con la superficie, supimos que algunos como Marcelo Salas, Iván Zamorano y Elías Figueroa, como también de la comunidad futbolística internacional, mostraron una gran preocupación por nosotros. También recibimos mensajes de apoyo de David Villa y de Marcelo Bielsa, también de gente del Real Madrid y de Manchester United. No esperaba menos de ellos.
Zamorano dijo que estaba seguro de que usted jugaría un rol importante en mantener arriba los ánimos del resto de los mineros por las cualidades de liderazgo que mostró como futbolista…
Realmente aprecio esas palabras. Iván llegó a Cobresal muy joven y yo ya tenía algunos años de experiencia. Esa experiencia ayuda cuando las esperanzas de vida son más delgadas que lo que nosotros lo estábamos en la mina. Más que nada intenté hablar con los más jóvenes y hacerles ver que todavía teníamos esperanza. El fútbol se trata de dar todo todos los días y ese es el mensaje que les entregué a mis compañeros.
Si hubiese sido posible llevar a un futbolista a la mina para mantener el ánimo, ¿A quién hubiese llevado?
Hubiésemos llevado a Elías Figueroa ahí, por todo lo que ha hecho por el fútbol de Chile y la calidad de persona que es. Cuando piensas en todo lo que logró como jugador, como persona es muy aterrizado. El hubieses sido muy importante para nosotros, psicológicamente hablando, tal como lo fue recibir la invitación para visitar al Manchester United. Elías vino con nosotros y nos subrayó su estatura como líder y capitán.
¿Cuál fue el homenaje más emocionante que recibió después de salir de la mina?
Sin duda el que me entregó la Conmebol durante el sorteo de la Copa Libertadores. Fui invitado a la ceremonía por Nicolás Leoz y Harold Mayne-Nicholls. No olvidaré tampoco a Manchester United, después de haber estado en su estadio precioso al lado de jugadores de clase mundial. Eso es algo difícil de olvidar.
La locura mediática que envolvió al rescate revivió el interés por su carrera. ¿Ve ese reconocimiento como mejor tarde que nunca?
En mi caso, tengo los pies bien puestos sobre la tierra. No creo y nunca he creído en el asunto de la fama. Sé que si el accidente no hubiese ocurrido, todavía sería un ex futbolista que jugó en algunos clubes, fue seleccionado chileno y terminó trabajando en una mina. No me estoy dejando llevar por todo lo que está pasando. Creo que lo que noa pasó fue una buena lección de vida, recuperación y supervivencia.