No soy dado a aflorar mis sentimientos y expresarlos a quien estimo o quiero (mal endémico de los Opazo), sin embargo, hoy cuando me enteré de lo sucedido, más que nunca me hubiera gustado expresarte lo mucho que te quise y admiré.
Hoy cuando una pérdida nos afecta, me vuelvo más sensible y repasó hechos.
Tú, que siempre quisiste que cada uno, fuera quien fuera, fuese mejor. Se superara.
Tú, que tenías un pensamiento diferente y que tus ideas siempre las expresabas con fluidez.
Tú, que eras un crítico nato. Que nada era bueno, y que todo era perfectible.
Tú, que con tu palabra hiciste que muchos de tus sobrinos agradeciéramos tus consejos.
Tú, que a pesar de todo, siempre apoyaste a mi padre. Y eso no lo olvidaré nunca, a pesar de todo.
Tú, que cuando me fui a estudiar a la universidad me diste unos morlacos y me ayudaste siempre
Tú, que a pesar de las diferencias, y aunque los demás no tuvieran la razón, buscaste unir la familia.
Tú, que a pesar de tu carácter, provocaste divisiones y quiebres, siempre fue por buscar armonía y tranquilidad.
Tú, que siempre tenías la última palabra… y la última broma
Tú, que cada vez tenías una «tallita» para alegrar la jornada… a pesar de que a veces amanecías con un genio de los mil demonios.
Tú, que estabas orgulloso de lo que habías logrado con tus retoños, a pesar de que ellos querían hacer de su vida otra cosa, lograste darle la mejor herencia: Educación
Tú, que siempre me buscabas para hablar de la actualidad comunal
Tú, que cada vez que había un evento importante en la comuna, estabas indagando «donde las papas queman».
Tú, que siempre lograste lo que quisiste, y no gracias al gobierno de turno, ya que como decías «Yo nunca he trabajado para el Estado»… conseguiste triunfar en las grandes lides.
Tú, que siempre te lucías en lo que emprendías.
Tú, al que siempre admire junto con mi Padre, y lo seguiré haciendo
Tú, el que con un consejo en el momento justo, provocabas un cambio
Tú, el que siempre apoyaste a mi familia y nos ayudaste, de cualquier forma y a pesar de todo, a salir adelante
Tú, que te creías el sponsor de mi primo, el tenista top ten
Tú, que «hueviabas» al señor abogado de la familia, el Lobito
Tú, que «palanqueabas» al Sebita con sus decisiones de futuro
Tú, que con tus teorías, removías el piso de mi hermano, el psicólogo
Tú, que siempre te lucías frente al Lobo
Tú, que le inventabas sobrenombre a todos. Recordados son el «caca» y «el cepillo»…
Tú, que a tus perros los llamabas con nombres ilustres como Pablo (por Neruda), Salvador (por Allende) y María Estela (por la señora de un ex candidato presidencial)
Tú, que me impresionabas con tus salidas de libreto. Memorables y sòlo para el dato, son el «No me digan nada» y la vez que inscribiste a tu hijo en un pre universitario de religión y técnicas manuales
Tú, que a pesar de todo, creo me respetabas por lo que hacía, y en parte me admirabas
TÚ, JORGE OPAZO MIERES, VIVIRAS EN NUESTRO RECUERDO SIEMPRE. NUNCA NOS ABANDONARAS. NOS QUEDA TU LEGADO, SIEMPRE PRESENTE
GRACIAS COQUI
TU SOBRINO CARLOS OPAZO ÁLVAREZ